Operación Salvavidas de UPN y PP. Las aguas electorales están turbulentas. UPN recupera la alianza que traicionó en 2008 -servidumbres del agostazo del año anterior- y el PPN se traga la arrogancia de haber vuelto “para quedarse”. Acuerdo de coalición para generales, forales y municipales. El PP evita un temido naufragio de UPN en Madrid y UPN evita el casi seguro descalabro del PP en Navarra. De la mutua necesidad, la virtud de la reconciliación. Decisión sin entusiasmo (72%) del Consejo Político de UPN. Los resultados electorales marcarán la estrategia posterior. UPN no descarta acuerdos con la escisión ultra del Partido Popular ni con Ciudadanos, cuya incomparecencia electoral suplicó en comicios anteriores. A todos les señala la línea roja de respeto al Régimen Foral y a su expresión más visible, el Concierto Económico. Su presencia en la concentración de la plaza de Colón y una reciente votación en el Senado le alían con los sucesores de aquella derecha franquista que tanto se resistió al Título VIII de la Constitución (organización territorial del Estado), soporte legal de las Comunidades Autónomas. Suprimirlas o domesticarlas es un propósito en progreso de las tres versiones de la derecha española. En el más suave de los supuestos, la transferencia de competencias como herramienta disciplinaria. Moratoria a Comunidades “desleales”. Los Estatutos de Autonomía son susceptibles de modificaciones. Sus competencias -esencia del autogobierno-, ampliables. Pendiente aún la implementación de todas las previstas en origen. El PP se acogió a un supuesto incumplimiento del mandato constitucional de “cooperación, coordinación, igualdad y solidaridad territorial” para rechazar en el Senado un catálogo de transferencias propuesto por el Gobierno vasco. Razón: “lectura exclusivamente nacionalista del Estatuto de Gernika”. UPN votó PP. Cualquier día, las derechas reconquistan un atributo del escudo de Navarra: la berza. Prevenidos.