la prevención después de la alarma. Otra vez. Como con las apuestas deportivas. Las actuaciones de la Administración, a remolque de los hábitos sociales. El Departamento de Salud ha constatado “la alta prevalencia en Navarra del consumo recreativo de cannabis, marihuana y otros derivados, especialmente en menores y jóvenes”. Entre los mayores de España y los más altos de Europa. La edad de inicio se sitúa en los 13,8 años (mayoritariamente chicos). En el grupo 14-18, las diferencias de consumo con la media española son “estadísticamente significativas”. Se constata “un aumento de la presencia del cannabis en los accidentes de tráfico” y aparece “en las intoxicaciones etílicas atendidas en urgencias pediátricas”. Salud ha reaccionado con la campaña El cannabis afecta a tu cerebro. ¿Lo has pensado? La preocupación se centra en el alto consumo en “etapa de crecimiento y maduración” del cerebro. “El cannabis -en la jerga conocido como porro- se ve y se consume como natural e inofensivo, cuando en realidad tiene riesgos para la salud”. Sobre todo dada la alta proporción de THC, que modifica las propiedades medicinales de la planta natural. La pretensión de una cierta euforia puede trastocarse con efectos secundarios dependientes de muchos factores. La tolerancia individual es muy desigual. Su influencia en el cerebro afecta a funciones relacionadas con la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la coordinación, el apetito, el dolor, el placer y la percepción sensorial y del tiempo. La intoxicación puede presentarse en forma de malestar estomacal, sensación de agobio, sudores, aumento de ritmo cardíaco, desorientación -lo conocido como “blancazo”- o agravarse en reacciones mentales adversas (ansiedad, pánico) o episodios aislados de psicosis agudas. El consumo normalizado de marihuana (cerca del 40% de adultos) -menor que de alcohol y tabaco- dibuja un modelo insano de ocio. El nuestro. Para pensárselo.