a montaña, en sus múltiples variantes, desde el más suave paseo a la escalada más bestia, es, con mucho, la actividad deportiva con más seguidores en esta provincia. La practica el más amplio espectro de gente, desde familias y grupos de amigos y amigas de absolutamente todas las edades, a especialistas del riesgo y el alto rendimiento, en una gama infinita de variantes y gradaciones. El monte es amistad y buen rollo, pero sobre todo es salud, física y psíquica. Esa que se nos ha quedado tan resentida en estas semanas de encierro. Sin embargo, ayer por la tarde, a la hora de escribir estas líneas, la Federación Navarra de Deportes de Montaña y Escalada seguía sin poder aclarar a sus miles de personas asociadas la cuestión que centenares de ellas le vienen planteando desde que se sabía que la Comunidad Foral pasaba ayer a la fase 1 de la desescalada: ¿podemos salir al monte, sí o no? ¿Y si es que sí, en qué condiciones? La orden que regula el tema sólo habla de "actividades de turismo activo y de naturaleza", posibles únicamente para grupos de "hasta diez personas", siempre que estén organizadas "por empresas registradas como empresas de turismo activo en la correspondiente administración competente". ¿Entra dentro de esta categoría una mañanera familiar al Saioa o a Ortzanzurieta? No me atrevería a asegurarlo. De lo que sí estoy seguro es que ninguna persona que conozco va a pagar a nadie para que le guíe en dos o tres horas de pateada, que es la actividad estándar para el 90% de este colectivo. Por lo demás, si podemos movernos libremente para visitar a nuestro primo de Betelu, ¿cuál es el problema para que antes o después de tomarme una cerveza con él me deje llevar hasta el Irumugarrieta? Parece que tiene menos problema jugar a intercambiarnos los virus en el mogollón del camino del Arga, que subir a Irulegi o coger una vieja pista por Quinto Real, donde los únicos que andan son el viento y algún corzo.