Diplomacia espiritual
La estampa en los jardines del Vaticano al caer la tarde del domingo era histórica. Los presidentes israelí, Simón Peres, y palestino, Mahmud Abás, se sumaron a una oración por la paz en Oriente Medio organizada en el Vaticano por el papa Francisco, en un encuentro que el Pontífice aspiraba a dar a la diplomacia vaticana una dimensión más espiritual que política. Es una de las grandes apuestas de Bergoglio, haciendo gala del dicho de que la vaticana es la diplomacia más antigua del mundo y una de las más eficaces. El inédito encuentro estuvo medido al milímetro: sin simbologías de ningún tipo, con el orden de intervención por orden de antigüedad de los tres credos, con un ajardinado oratorio triangular para evitar suspicacias confesionales... Los tres protagonistas no abandonaron sus semblantes circunspectos durante los discursos, que no tuvieron un carácter político sino espiritual, y desde los que se invocaron a la ansiada paz y hermandad entre los pueblos. La idea central era instar los participantes a dejar de emplear el nombre de Dios, Alá o Yaveh con fines violentos o terroristas. Hermoso ideal teniendo en cuenta que en nombre de ellos se han causado millones de muertes a lo largo de la historia, más que por cualquier otra causa. Con esta cita, Francisco quiere jugar en la liga de los grandes estadistas y ayudar en un conflicto enquistado desde hace siete décadas. La diplomacia pontificia, como si no tuviera importantes asuntos del alma en los que involucrarse, quiere echar el resto en el más arduo enfrentamiento, de mayor calado internacional y más preocupante de la historia moderna. El diálogo directo de paz está suspendido desde el 23 de abril a raíz del acuerdo de unidad alcanzado el día anterior entre las principales facciones palestinas, Al Fatah y Hamás. Pero la paz es una obligación de futuro para ambos bandos y el gesto puede limar aristas que ni el todopoderoso y omnipresente EEUU ha logrado. Recordando a John Lennon, "vayamos al grano, demos una oportunidad a la paz". Una más.