Modesta guía para el voto útil
quien quiera que las cosas continúen tal cual están, no tiene más que seguir votando a UPN. Obviedades aparte, también los indulgentes con la ejecutoria de Barcina acabarán optando por el regionalismo. Puesto que, además de que Esparza es necesariamente deudo de quien le nombró consejero, aporta un temple inédito en la presidenta saliente, de hecho él nunca hubiera expulsado del Gobierno al mismo PSN al que se afana por seducir. Luego están las siglas cómplices de UPN en tanto que se hacen eco del discurso del miedo, de esa teoría que propala que incluso una mera alternancia equivale al caos como apelación a un sufragio continuista al servicio al fin y al cabo del poder hegemónico en Navarra durante las dos últimas décadas largas. A partir de ahí, el resto de las marcas abogan, con sus legítimos matices, por una nítida alternativa. Sin embargo, no todos esos partidos con sus respectivos candidatos sirven con idéntica eficacia a la causa compartida del desalojo de UPN de la Diputación. Modestamente, y con todo respeto para elegibles y electores, se trata de enfatizar que no todos los votos resultan igualmente útiles. Porque para el advenimiento del cambio -si lo permite la aritmética- se antoja clave la precedencia de las fuerzas que lo preconizan a los efectos de que pueda liderarlo quien más capacidad tiene para amalgamar un Ejecutivo entre diferentes y para dotarlo de la adherencia y cualificación imprescindibles, así como para desarrollar un programa posibilista que procure antes que nada la cohesión social, con los añadidos de una honorabilidad acreditada y una inmunidad a la tremenda presión exterior. El voto responsable que merecen las trascendentes elecciones venideras precisa de una severa reflexión sobre las cuestiones antedichas. Desde la inequívoca premisa de que una segunda vuelta, en realidad una simple repetición de los comicios, representaría un fracaso superlativo y un fraude colosal a la voluntad ciudadana expresada en las urnas, además de que perpetuaría a un Gobierno ya amortizado y remunerado a doblón por anudarse el pañuelo al cuello de fiesta en fiesta.