Hoy es un día para pensar, dicen. La jornada de reflexión, no de genuflexión. Mejor votar de pie que abstenerse de rodillas... Con la cabeza y el corazón. Hace tiempo que leí el libro de José Saramago, El ensayo de la lucidez, una esperanzadora novela que venía a ser como el almax espiritual tras aquel otro Ensayo de la ceguera que revolvía el estómago y el alma. Coincidió con el 15-M del pásalo. Ahora tenemos un 24-M a la vuelta de la almohada y me ha venido a la cabeza una reflexión inspirada en aquellos libros. No podría explicarla ni explicitarla. Quizá porque se trata más de una sensación. O de una convicción. Es la impresión de que, pase lo que pase mañana en las urnas, salga el resultado que salga, el cambio ya ha triunfado. El cambio como un silencioso movimiento social de fondo. Una marea profunda que va creciendo y poniendo a cada cual en su sitio. Algunos la reducen a ira o hartazgo. Como si fuera algo irracional o una pataleta simplista de buenos navarros y malos navarros, ellos y nosotros... Ladran más que hablan. Pero no. Es algo más tranquilo y poderoso. Más de aquí. Algo que si no se traduce en una ecuación de gobierno en estos comicios, será en los próximos. Sin ETA, el tiempo juega a favor. No hay marcha atrás. Y lo saben. No es que un “fantasma recorra Navarra”, como decían Marx y Engels en su Manifiesto Comunista de 1848. Es algo más luminoso y cálido. Como un viento fresco. No sé si es Norte o Sur, Este u Oeste, pero esa brisa se está notando. Está entrando por las ventanas de unos y sacando por las puertas a otros. Empujando a todos los que tensan en lugar de conciliar; que dividen en lugar de sumar; que asustan en vez de tranquilizar, que cobran en lugar de pagar... Su tiempo ha acabado. Confío en la gente. En la buena gente. En la nueva gente. Una generación entera ha resistido y luchado para llegar aquí. El relevo está dado. Si no es este domingo será a la vuelta del verano y si no, dentro de 4 años. En la tierra donde nada cambia está cambiando todo. Mucho más de lo que pensamos. Poco a poco. Paso a paso. Voto a voto. Sin vetos.