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Bichos

llama la atención la cantidad de noticias protagonizadas por animales en los últimos días. Y no me refiero a esos animalicos simpáticos de las fiestas populares como los que se bendicen por San Antón o el cuto de Artajona. Hablo de los bichos de todas las especies que, al parecer, andan a su aire y representan, o pueden representar, potenciales peligros.

Para empezar, en las últimas semanas se han multiplicado los accidentes de tráfico por colisiones con jabalíes y hasta con algún corzo, uno de ellos con el resultado de una persona herida. No es de extrañar, teniendo en cuenta que a finales de año cuatro jabalíes cruzaron Tudela tan campantes. Menos mal que era por la noche. Pero el asunto no es para tomárselo a broma. Se calcula que en Navarra se registran al año no menos de medio millar de accidentes por irrupción de animales en las carreteras, 15.000 en todo el Estado. Un informe del Centro de Estudios de Seguridad Vial estima en torno a 1.200 euros el coste medio de la reparación de un vehículo implicado en una colisión de este tipo. Para añadir salsa al tema, también estos días se han conocido varias sentencias de los juzgados de lo Contencioso Administrativo de Navarra que reconocen la responsabilidad de la Administración en determinados casos, así que el asunto no es baladí.

Y esto no es todo. En algunos barrios de Tudela están preocupados por la proliferación de ratas y en Sarriguren sacaron el otro día cientos de bichos del lago, incluidas tortugas, al parecer peligrosas para la fauna local. Por Villava anda comiéndose troncos un castor, especie que desapareció en la Península Ibérica hace quince siglos. En Orkoien el Ayuntamiento ha alertado a los vecinos sobre los potenciales peligros de las orugas procesionarias que se han instalado en el pueblo. Y eso por no hablar de los siluros gigantes del Ebro o de las avispas asiáticas asesinas. ¿Debemos alarmarnos? Supongo que no, pero la otra noche soñé con los pájaros de Hitchcock.