Informa la frutería de Andorra que baja el precio del agua. ¿Y a mí, qué?, dirán. Pues tiene su importancia, y no solo para los consumidores compulsivos de Belascoáin, que creo que somos pocos. Pero bueno, no voy a viajar cada mes a Andorra a por provisiones, que me sale a precio de zumo de naranja natural. Me he ido del tema; si las oscilaciones en el coste del agua son una referencia mediática esta semana es por esa argucia que permite difundir las encuestas y sondeos previos a las elecciones del 26-J que elabora a diario un periódico del Principado. Para evitar cualquier conflicto legal -la ley electoral española prohibe esas prospecciones electorales en los seis últimos días de campaña- la artimaña utilizada pasa por identificar el agua con el PP, las moradas berenjenas con Unidos Podemos, las fresas con el PSOE y las naranjas con Ciudadanos. El precio tiene que ver con el supuesto respaldo que van a recibir en las urnas. Que se sepa no hay referencias a melones, limones o granadas...
Ahora, el problema para embotellar el agua es que baja turbia y así tiene una venta difícil, cuando no se desaconseja su consumo por insalubre y otros efectos nocivos que duran como una epidemia de cuatro años. Dicen los jefes de la planta que todo se debe a una intoxicación de la competencia, a un complot urdido por los sectores de la hortaliza y los de la fruta para desprestigiar el producto y ganar cota de mercado. Prefieren mirar para otro lado (es lo que aconseja el manual de estrategia redactado después de tanto escándalo) y taparse la nariz, aunque ese líquido huele como aguas batuecas. Claro que lo que está saliendo a la luz no es producto de la casualidad: todo tiene su porqué. Como tampoco era una casualidad, hace dos años, ese indisimulado intento de escarbar entre la basura para buscar información, y si no inventarla, para hundir a la competencia.
La frutería abre hoy y en los próximos días. Hay cola para conocer la evolución de los precios. Se espera una nueva caída en la cotización del agua haya o no destituciones o dimisiones. A los chicos del manantial les da igual: siempre les quedará Andorra; o Suiza; o Panamá... Vamos a ver si de una vez se cierra el grifo.