no hace tanto tiempo cumplir cien años era noticia, casi de portada. Un centenario, las más de las veces centenaria, explicaba en el periódico el secreto para llegar a esa edad, mientras hijos y nietos glosaban su vida de trabajo o lo bien que estaba para su edad. Ahora cumplir cien años es, como mucho, una fotonoticia en la parte inferior de la página. Y eso que muchos alcaldes aún acostumbran a acercarse por domicilios y residencias a llevarles unas flores y un pañuelo rojo el día señalado. La cuestión es que antes cumplir cien años era algo extraordinario, pero ahora no. Los últimos datos del padrón nos dicen que hay 112 centenarios solo en Pamplona. En Navarra son 263 y en el Estado, 16.460.
Y eso no es nada. Las proyecciones de población 2016-2066 que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística auguran que en 2031 habrá en el Estado 40.737 centenarios y en 2066, dentro de 50 años, serán nada menos que 205.645. No hay datos concretos de Navarra, pero haciendo una regla de tres, salen por encima de 3.000.
De acuerdo, es solo una proyección estadística, pero confirma una tendencia que se advierte desde hace mucho tiempo: Vamos a vivir más, mucho más. Casi 12 millones de mayores de 65 años en 2031, tres más que ahora, con medio millón de habitantes totales menos.
¿Cómo no acordarse de las pensiones a la vista de estos números? Y ahí nadan como pez en el agua los profetas del colapso del sistema público para empujarnos a los planes privados o para decirnos que hay que trabajar más años, a ser posible por menos sueldo. Pero hay otras estadísticas, por ejemplo las de Eurostat. Y resulta que doce países europeos tienen un porcentaje superior de mayores de 65 años, catorce gastan más en pensiones, la duración media de nuestra vida laboral es superior a la de Francia o Italia y la edad real de jubilación es dos años mayor aquí que en Alemania. Estadísticas. Cada uno las interpreta como le conviene.