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Medicina y ‘cambioterapia’

Con el tiempo la comunidad científica aceptará lo que ya es una realidad en la comunidad política. Los politólogos hablarán de una materia llamada cambiología. Quien más quien menos maneja una interpretación de lo que es o debería ser el cambio. Pasa como con el fútbol y las alineaciones. Cada cuál tiene la suya. Y sus prioridades y acentos. Entre la hinchada del cambio también hay diferentes vivencias. Hay quien no ha acabado de cambiar de chip ni de pancarta. Pero es cuestión de tiempo y ejercen de acicate, aún con riesgo de alimentar la frustración. Entre los contrarios, también se ven diferentes posiciones. La cambioterapia detecta el síndrome de aquellos que -en el diván de la minoría- no acaban de asumir que les esté pasando esto. Vamos, que siguen viendo el cambio como un accidente o un incidente. Sufren ataques de nervios y protagonizan ataques parlamentarios y mediáticos. Pero esto también se cura con el tiempo. Con años en la oposición. La cambioterapia es una actitud más positiva. La mayor parte de la gente la vive con naturalidad. Sin miedo al fin del mundo. Asumiendo que ahora gestionan otros y hay varias formas de entender Navarra. Es cierto que la cambioterapia a veces peca de cierto escapismo simplista: Si algo falla es porque nos lo han dejado mal los que estaban antes y lo vamos a mejorar. Necesitamos tiempo y dinero. Pero en la mayor parte de casos y temas, la realidad es compleja y las instituciones locales y autonómicas van dando pasos firmes, aunque con sus tropiezos. Pasos que van de los gestos a los hechos. De la chapa y pintura al cambio de motor. Que es lo que cuenta. Es cierto que la UPNA tiene autonomía y estará analizando con prudencia y rigor la oferta de grados. Pero también hay que saber que esto no es Murcia: en nuestra querida Navarra la carrera de Medicina trasciende lo académico y enlaza con lo estratégico. Con apuestas políticas e ideológicas. Sin marear la perdiz. Como en su día fue una apuesta geográfica -nada viable en los informes iniciales del Rectorado de Pérez Prados- el campus de Tudela. Lo de Medicina huele a chamusquina. Ahora o nunca.