Los ayuntamientos han cumplido una función esencial en la primera etapa democrática incuestionable. Pero 272 municipios de los cuales más de la mitad tienen menos de 500 habitantes, 347 concejos y 83 mancomunidades y agrupaciones han atomizado el ya de por sí pequeño mapa administrativo navarro de manera insostenible. La nueva reforma que plantea el Gobierno foral suprime esta maraña de mancomunidades para crear 13 comarcas y, sobre todo, se asienta en un nuevo tiempo en el que la negociación, el diálogo y la participación están por encima de las imposiciones. La creación de trece grandes comarcas con capacidad de interlocución ante el Gobierno de Navarra tiene varias ventajas. Por un lado, simplifica el panorama de la negociación y crea una visión unitaria, coordinada y racional de los recursos y servicios. Hubieran evitado por ejemplo el mapa de auditorios, piscinas cubiertas o cuerpos policiales con mandos propios a escasos metros unos de otros. Que ayuntamientos pequeños cuenten con su propio secretario, arquitecto o médico en lugar de planificar unos servicios comarcales eficientes. Este borrador tiene otras dos virtudes claves. Por un lado, terminará por vaciar de contenido -a la larga- a aquellos ayuntamientos que vean delegar en la nueva estructura comarcal la resolución de sus problemas, siempre que se garantice una financiación suficiente desde el Gobierno, lo que podría llevar a que voluntariamente muchos de ellos desaparezcan o se mantengan una función más protocolaria. Por otra parte, creará un sentimiento de pertenencia a una comarca, una forma de pensar ahora inexistente desde el más puro localismo y evitando a su vez la tendencia al amiguismo político. En la Comarca de Pamplona el tinglado es más complejo puesto que ya existe una Mancomunidad que asume un buen número de servicios y que podría quedar subrogada dentro de la nueva entidad comarcal. Al menos en objetivo y demarcación coinciden. Además de agua, basuras y transporte, se podría hablar de urbanismo, servicios sociales, cultura o seguridad. Que haya ayuntamientos con cuentas bancarias a plazo fijo, y otros que no disponen de los recursos necesarios para tramitar ayudas sociales, es algo que no tiene sentido en este momento. De todas las comarcas, sin duda, va a ser la más difícil de cuadrar. Con una macrocefalia, sin duda, rival para el Gobierno.
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