Igual que existen no lugares, como los centros comerciales, espacios sin identidad en los que deambular sin rumbo fijo, en los que difícilmente surgirán grandes historias ni conversaciones, más allá del ocio de consumo rápido, donde hasta el cine parece menos cine y más espectáculo y la cómida siempre es fast food o take away, hay otros espacios que son mucho más que un lugar. Sitios donde no solo puedes comprar lo que te ofertan, sino que siempre puedes encontrar aquello que no se vende pero tiene un gran valor: una conversación interesante, buenos consejos, personas con tus mismas inquietudes y mucho que aprender. Comercios donde el tiempo pasa más lento, donde todavía hay personas que te saludan con un egunon, atienden y apuntan en una libreta tus pedidos para que los recojas cuando lleguen en lugar de máquinas para pedirlo tu mismo o que te lo envíen a tu casa. Tiendas con personalidad propia e historia que se reparten perdidas por la ciudad, como islas en medio del océano de las grandes cadenas, sin saber ya si tienen sitio o si pueden mantenerse a flote. Y que tristemente van desapareciendo de nuestro espacio urbano. Si hace unas semanas era Auzolan la que cerraba sus puertas y con ella se perdía una librería referente, un punto de encuentro con los libros, con los autores y la lectura, una voz menos en el panorama cultural tan necesitado de voces expertas, esta semana echa la persiana otra tienda histórica para los amantes de la montaña. Aunque perviven otras referencias en la cordillera del Ensanche y Casco Viejo, el anunciado cierre de Mendi Kirolak deja a muchos montañeros sin brújula en medio del laberinto de webs y grandes superficies. Mendi no era mochilas, botas, polainas... Era sobre todo planes, cumbres, aventuras, paisajes... Tras el fallecimiento de Mari Ábrego ha sido su amigo Agus quien ha tenido que poner punto final a esta travesía. La falta de relevo generacional y la fuerte competencia están detrás de éstos y otros cierres de comercios que nunca deberían haber bajado la persiana para siempre, pero también el tipo de consumidor en que nos estamos convirtiendo, que busca el mejor precio a cualquier coste y a veces el coste es tan alto que cuando vuelves ya no hay tienda, ni nadie con quien hablar.