hace unos días tuve la suerte de poder acudir al acto con el que se cerró el Congreso Pamplona en Positivo, una dosis de luz y energía que viene muy bien en estos tiempos algo grises, y que llegó de la mano de Iosu Lazcoz y todo su equipo. Personas que apuestan en lo que creen y avanzan hacia ello. Con optimismo, decisión y un toque de aventura, casi locura. El acto en cuestión era una cata diferente a las habituales, planteada desde las emociones, para abordar el maridaje entre el vino y el dulce y su fusión con la Psicología Positiva Aplicada. Un encuentro donde no se trataba de sacar defectos al vino sino más bien al contrario, saborear lo diferente y pensar en él como si fuera una persona. El pamplonés Javier Bañales fue el artífice del invento y de él me quedé con unas cuantas perlas que creo merece la pena compartirlas, sobre todo con una, adecuada para estos días de muertos y ausencias, que decía que en esta vida no hay que guardar el vino, que hay que vivir el aquí y el ahora porque es muy triste que un día te sobren botellas y te falten personas. Cierto. Quitarnos de esa tendencia a guardar lo bueno para una ocasión especial en lugar de disfrutarlo en el momento, porque de pronto la ocasión ya no llega y el vino no está tan bueno. No fue lo único que sacamos en claro de esa cata desde las emociones. Entre trago y trago llegamos a la conclusión de que en la vida hay vinos que mejor no probar, igual que hay gente de la que mejor alejarte. Porque la vida es demasiado corta, aunque a ratos se nos olvida, como para pasarla con las personas equivocadas, ¿tóxicas? Y ahí me quedé con la comparación que hizo de las personas con tres alimentos muy típicos de Navarra: el ajo, la alcachofa y el espárrago. El primero tiene que ver con aquellos y aquellas que solo piensan en el “yo y yo” o en el “yo ya...”, egoístas, que no escuchan y que se repiten hasta ser indigestas; las alcachofas serían quienes parecen agradables hasta que se convierten en amargos y salpican amargura allá donde van. Y por último las personas espárrago, las que se esconden sin sacar la cabeza y solo la sacan para poner verde a todo lo que pillan. Así que si miras a tu alrededor y ves alguna de las tres, mejor aléjate, y aprovecha la vida para saborearla con buen vino y compañía. Mejor que nos falten botellas que personas para brindar.
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