Pero sigue siendo el rey
Movidas por su voluntarismo republicano, unas entusiastas señorías navarras pretendieron formalizar hace nada en el Legislativo foral una comisión de investigación sobre los tejemanejes del rey emérito. Qué tierna candidez en el marco de una Monarquía parlamentaria cuya alta magistratura goza nada menos que de una inviolabilidad que a efectos prácticos ha supuesto la impunidad del Borbón padre, experto y prolífico comisionista, siempre según el testimonio de Corinna zu Sayn-Wittgenstein como íntima conocedora del soberano. Al margen de la evidencia de que abolir tal inviolabilidad constituye un imperativo ético, la aberración democrática radica en la propia existencia de una jefatura del Estado hereditaria y contraria de raíz al principio de igualdad que consagra el artículo 14 de la Constitución. Una contradicción flagrante de la que deviene una notoria opacidad merced a un secular silencio cortesano que incluye el veto al control institucional para no arrojar toda la luz necesaria sobre unas cuentas de la Casa Real que también se nutren de partidas distribuidas por todos los ministerios. En ejercicio de una vocación verdaderamente demócrática, más allá de ideologías a diestra y siniestra, urge el refrendo en las urnas de la Monarquía. Pero cuestionándola se discute tanto el aglutinante del actual modelo centrípeto del Estado español como la legitimidad de una Transición tutelada por un dictador ungiendo a su sucesor y erigida sobre la difuminación del golpe de Estado de 1936. Y hasta ahí podíamos llegar. Aunque, por si acaso, el Borbón hijo no pierde oportunidad para intentar consolidar un trono en el que este año cumplirá un lustro ya. De ahí que verbalizara un discurso navideño de impronta proselitista, con guiños a la juventud por definición refractaria a los privilegios, así como a la mujer, para la que ahora reivindica el lugar del que siempre se privó a su propia madre. Ese instinto de supervivencia queda acreditado asimismo con la asunción del léxico del gobierno de turno, aquel 3 de octubre de 2017 con el fin de alinear al PSOE con el artículo 155 para Catalunya que preconizaba el presidente Rajoy y este pasado 24 de diciembre con la apelación a la convivencia en interés del Gabinete de Sánchez. Lo que haga falta para conservar la poltrona con sus regias prebendas mientras a los súbditos se les entretiene con algo de pan y mucho circo.