engo una confusión sobre el concepto de normalidad. ¿Normalidad era cómo se desarrollaba nuestra vida hace dos años o solo nos remontamos a dos meses atrás? Imagino que le pasará a más gente. Tengo la impresión de que estamos perdiendo las referencias de lo que era nuestro día a día cotidiano -aburrido y monótono muchas veces- en todo este mar de una pandemia azotado por olas que vienen y olas que se van, como la Rianxeira. El ejemplo que encuentro más a mano ahora mismo es el de los creativos de publicidad con las campañas navideñas. Me estoy aburriendo de escuchar una idea común en todos ellos, una ocurrencia que les animó a lanzar un mensaje mientras el verano discurría con aparente calma y auguraba tiempos mejores: Esta Navidad, vuelve a la normalidad. Un anuncio adobado por imágenes de cenas de familia, abrazos y besos, grupos alegres y risueños en lo que no faltan abuelos y abuelas. Claro, todo esto hay que grabarlo con tiempo y en aquel momento las perspectivas eran optimistas. Hasta que apareció ómicron.

Ahora, la normalidad es la de hace un año. Una Navidad sin restricciones (de momento) pero con sugerencias y recomendaciones a la ciudadanía que suenan a órdenes dichas en voz baja, no vaya a ser que se soliviante la hostelería, demos bazas políticas a la oposición y en la próxima encuesta la popularidad de los dirigentes caiga por los suelos. Ese virus del miedo a tomar decisiones está afectando a los gobernantes. Así, mientras los organizadores del Olentzero de Pamplona toman, en un ejercicio de responsabilidad, la decisión de suspender el desfile por las calles de la capital, el alcalde, Enrique Maya, sigue en su táctica de marear la perdiz y, como hizo con los Sanfermines, demora la decisión sobre la Cabalgata de Reyes. Y ya se puede poner el primer edil en la tesitura de qué va a pasar con las fiestas de julio de 2022.

Hoy se celebra la Conferencia de Presidentes. Distintos altavoces mediáticos hablan de recuperar el toque de queda, de confinamientos, cada Comunidad con su problemática asociada al número de contagios. Lo que viene siendo nuestra vida normal en los últimos 22 meses.

Ahora, la normalidad es la de hace un año. Una Navidad sin restricciones (de momento) pero con sugerencias a la ciudadanía que suenan a órdenes dichas en voz baja