En política gana quien impone su relato, primero en el imaginario del cuerpo electoral y luego en las votaciones de investidura, por la potencia de la persuasión. Una narrativa basada en generar ilusión con proyectos realistas, por materializables, y de amplio espectro. Desde la premisa de la coherencia como garantía de credibilidad, incompatible con la crítica mendaz al adversario. Con esos presupuestos, Navarra Suma lo tiene regular. Para empezar, por tratarse de una alianza a la contra, destructiva más que propositiva, gestada no tanto para gobernar por sí misma como para no extraviar ni una sola papeleta y presionar después al PSN con éxito dudoso porque el invento electoralista integra al PP. Esa apuesta acumulativa se traducirá en una victoria segura en votos aun a costa de la evidente incongruencia de blanquear a un enemigo declarado del autogobierno foral, léase Ciudadanos. Tal merma de fiabilidad se ve además acrecentada por la exageración en la censura al contrincante, persistiendo en la obstinada denuncia de un cataclismo desmontado por la múltiple estadística relativa al empleo, las cuentas públicas y el bienestar ciudadano. Precisamente en los hechos fehacientes en materia económica y social radican las fortalezas del cuatripartito, sobremanera encarnadas por Barkos como curtida presidenta. Sin menoscabo de que la acción ejecutiva también desgasta por los errores no forzados incluidos los de comunicación, se mantienen las expectativas de ahondar en el cambio desde la negación compartida del régimen concebido como la gobernanza sociorregionalista. Una idea eficaz para cohesionar a los socios y como mantra electoral. El PSN enarbola igualmente su señuelo, el rutilante Sánchez, para encubrir el pasado pretérito de cesión ante UPN y reciente de ruda oposición a la alternativa progresista y plural. Las aspiraciones socialistas cotizan al alza merced asimismo al perfil fresco de su candidata y al rechazo firme a una investidura de Esparza, si bien la incertidumbre aflora al aferrarse Chivite a la tesis inverosímil de un Gobierno con Podemos e I-E, expreso veto a EH Bildu. Prosigue la batalla de los marcos mentales por colocar el mensaje simplificado de cada sigla o marca, con la dosis justa de emoción, en el mayor número de intelectos.