s una suerte tener gente joven cerca. Parece una obviedad en las relaciones, pero a veces los espacios se cierran, aíslan, segregan. Convivir con jóvenes, trabajar con ellos, compartir aventura profesional y peripecias de vida, esta vida, que es por la que caminamos juntos y revueltos. Con mayor o menor grado de proximidad, afinidad, complicidad o conexión, no cabe duda de que es estimulante y recarga el motor sentir próximos a un buen número de perfiles juveniles, con la energía como virtud común y las ganas de vivir como objetivo único, a veces loco y otras no, pero siempre camino feliz. Cómo se ríen de uno, cómo colocan una mirada definitiva con la que sentencian "qué me estás contando" o "a dónde vas con eso". Angelitos. Con más capacidad y posibilidades para manejar información que en otros tiempos, los primeros que saben cómo está de turbio el panorama son ellos.

Lo de trabajar con compañeros veinteañeros es un hecho cuasi inaudito, si se tiene en cuenta que el 40% de los menores de 25 años está en situación de desempleo, normal además si les firman para tramos cortos y a otra cosa. Todos esprinters, qué decir de compartir carrera con un corredor de medio fondo que combine velocidad y resistencia. No se buscan, no hay paciencia, para descubrir a los grandes fondistas, que ahí están y pasan.

Según los últimos datos de la oficina económica comunitaria (Eurostat), esta tasa de paro juvenil estatal duplica a la registrada en la Eurozona (17,3%) y la de los 27 países que conforman la Unión Europea (17,2%). Detrás de España, pero a distancia, le sigue en esta otra cara del desempleo Italia (31,6%), Suecia (23,6%), Portugal (21,6%) y Luxemburgo (21,4%). Las menores tasas se dan en Alemania (6,1%), Países Bajos (9,4%) y Austria (9,6%).

Una sociedad para los jóvenes es una sociedad con oportunidades, posibilidades de contratación que no consistan en cuanto peor mejor, y estímulo y búsqueda de las capacidades de los chavales y chavalas que estarán encantados de probarse mientras haya un sitio donde hacerlo -no hablemos de las condiciones-.

Una sociedad moderna, moderna de verdad, debería tener puesta la vista en el mañana. Me da que los jóvenes y su futuro andan cerca del último puesto de la lista de preocupaciones generales. Metidos en ninguna parte en este gran paréntesis de la pandemia. Ni saben cuando les tocará la vacuna. Buena manera de cuidarles.

El 40% de los jóvenes menores de 25 años del Estado está en situación de desempleo y no se nota una preocupación excesiva ante semejante barbaridad