Camino de cumplir el primer año desde que la covid nos puso la vida patas arriba, el sentimiento de hartazgo y resignación se ha extendido entre la ciudadanía como seguramente nada lo había provocado antes de forma tan generalizada. Un virus que condiciona casi todo lo que hacemos, del que sabemos mucho más que cuando irrumpió sin que ni por asomo pensáramos que a día de hoy nos iba a seguir machacando, pero de cuya erradicación estamos rodeados de dudas. Por el momento, al coronavirus se le atribuye la responsabilidad directa de aproximadamente el 15% de las cerca de seis mil muertes que se contabilizan de media cada año en Navarra. Estamos por lo tanto ante un problema sanitario de primera magnitud, pese a que no ha desplazado del ranking a los principales causantes de los fallecimientos en la Comunidad Foral, que siguen siendo el cáncer (27,4% en 2019) y las alteraciones del aparato circulatorio (24,5%), aunque ya supera a las enfermedades respiratorias (12,5%). Sin embargo, pese a ser no liderar este penoso ranking, la covid tiene una incidencia mucho mayor, por el obvio motivo de que se trata de una enfermedad contagiosa. En definitiva, estamos ante una pandemia que reduce su impacto cada vez que se imponen restricciones más severas y que incrementa su índice de transmisión en cuanto se aflojan esas medidas. Restricciones que asumimos con tanta resignación, por ser necesarias, como hartazgo. En este escenario, todavía muy lejos de ver los efectos de las vacunas, cuya distribución está rodeada de incertidumbres, proyectar cómo vamos a estar en un escenario a corto y medio plazo no pasa de ser una mera especulación. Y marear la perdiz con los Sanfermines, cuando estamos a cinco meses del día del Chupinazo, solo tiene sentido si se hace como un ejercicio de nostálgica distracción. La cruda realidad es que hoy a las once de la noche el toque de queda nos obligará a encerrarnos en nuestros domicilios, después de vivir otro sábado más con el interior de la hostelería clausurado, mientras no dejamos de contar positivos por covid, ingresos en UCI y fallecidos. Como para pensar en Sanfermines...