l Gobierno español que preside Pedro Sánchez haría bien en escuchar a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, cuando esta advierte de que las medidas graduales que vayan aliviando el aislamiento social deben evitar la atropellada imposición de restricciones del principio de la pandemia y recomienda, para hacerlo, "acciones locales antes que nacionales". Un camino que ya puso en marcha antes Merkel en Alemania dejando a los lander que adaptasen las decisiones federales y su puesta en práctica a sus propias realidades territoriales. Y haría bien Sánchez en atender esas vías porque nada hasta el momento en el accionar del Ejecutivo central ha atendido a ese criterio de coordinación y delegación de decisiones, sino que, todo lo contrario, se ha regido por el de la homogeneización sin siquiera detenerse en si los efectos de ese modo de actuar propiciaban más rémoras que beneficios tanto en el conjunto del Estado como en determinadas comunidades. En el caso de Navarra, la gestión del Gobierno -con el apoyo de la oposición-, está afrontando con responsabilidad las decisiones y medidas, tanto sanitarias como sociales y económicas, y en el primer balance de estas semanas, se imponen los aciertos sobre los errores. Pero los planteamientos -o falta de ellos-, que trasladan confusión a la opinión pública tienen que ver precisamente con la dependencia de las decisiones e informaciones que debe tomar antes Madrid pese a que en áreas importantes Navarra tiene sus propias competencias. Basta comprobar cada día el baile de datos sobre fallecimientos que expone la consejera Induráin -al rebufo de lo que anuncia Madrid y de su sistema de contabilidad-, y comprobar como más de un mes después del estado de emergencia Navarra sigue sin saber el número real de fallecimientos a causa de la pandemia. O el desconcierto que reina en la comunidad educativa, familias y alumnos, en especial de 2ª de Bachillerato con la Selectividad pendiente, sobre el final de este curso. El consejero Gimeno debería platear medidas propias -la competencia es absoluta y exclusiva de Navarra, curricular, de contenidos y de calendario-, y debatirlas con la comunidad educativa antes de anunciar medidas sin viabilidad como la que hizo trasladar a Chivite el pasado domingo de unificar este curso y el siguiente. Mejor despacio y con acierto en Navarra, que deprisa y con mucho desconcierto en Salud o Educación por seguir a toda costa la misma estrategia de comunicación y toma de decisiones del Gobierno central.