a economía navarra está dando signos esperanzadores de reactivación tras más de un año de grave crisis a consecuencia de la pandemia del coronavirus. El mazazo sufrido en la actividad en todos los sectores y su consiguiente efecto demoledor en el empleo parecen ir poco a poco remitiendo mientras el crecimiento va recuperando músculo. El Gobierno de Navarra ya está adelantando, dentro de la prudencia, que se advierte un "cambio de ciclo en positivo" en la economía foral. Los datos parecen avalar esta evolución positiva. Las cifras referidas al empleo son, en este sentido, muy elocuentes e indican una mejoría incuestionable que aún es necesario apuntalar y consolidar. En este sentido, Navarra lidera el descenso del desempleo de forma especialmente significativa, aunque es cierto que todavía hay una parte importante de trabajadores y trabajadoras en situación de ERTE. Su regreso al empleo antes que derivar en una ERE será otra señal significativa. De hecho, resulta especialmente relevante que Navarra ha conseguido recuperar ya tres de cada cuatro puestos de trabajo que se destruyeron durante la pandemia y se sitúa en cabeza en el Estado también en la creación de puestos de trabajo. Igualmente, índices como el PIB, las exportaciones y la producción industrial confirman estos síntomas de recuperación. Un éxito colectivo aunque también conviene relativizarlo, ya que falta aún mucho para una recuperación plena. Es cierto que la llegada de los Fondos Europeos -unos 9.000 millones en principio en julio, de los que 144 serían para Navarra-, será sin duda un revulsivo para impulsar el proceso de recuperación. Y que los últimos dos meses muestran un mejor comportamiento del mercado laboral para consolidar una incipiente tendencia a la recuperación económica en términos de empleo y afiliación a la Seguridad Social. Pero también lo es que ese camino exige apostar, como una de las claves fundamentales, en la mejora en la calidad del empleo, una de las asignaturas pendientes. Sobre todo, para las generaciones más jóvenes, las mujeres y las personas paradas de larga duración. Un modelo de precariedad laboral y vital que ahonda en la inestabilidad social y política. El futuro de Navarra sigue exigiendo de un correcto diagnóstico y de la eficacia de seguir avanzando en medidas valientes y honestas que puedan seguir frenando el progresivo empobrecimiento de las generaciones jóvenes.