a decisión de Navarra de poner fin a las restricciones vigentes desde el pasado diciembre, tras la irrupción de la sexta ola del coronavius, a partir del próximo 15 de febrero, lo que en la práctica supone una vuelta a los tiempos prepandemia para todos los ciudadanos y ciudadanas y para los sectores hasta ahora más afectados como hostelería, ocio, educación, sanidad o deporte, era una noticia esperada y anhelada por la sociedad y sin duda abre un nuevo ciclo después de cerca de dos años de restricciones para hacer frente a la pandemia del covid 19. No obstante, ni la sociedad ni las instituciones pueden dejarse llevar por euforias precipitadas después de que avances similares en ocasiones anteriores terminaran con una regresión a la situación pandémica y la vuelta a las medidas y restricciones para controlar el coronavirus. DIARIO DE NOTICIAS publicó esta semana un amplio análisis con las consecuencias y vivencias en el ámbito hospitalario en esta sexta ola. Una nueva vuelta atrás que llevó a los hospitales de Navarra a una situación límite con 1.253 ingresos en apenas tres meses tras la expansión de los contagios que ha causado la variante ómicron. Con un protagonismo mayoritario y cuestionable en ingresos y UCIs de quienes rechazaron la vacunación y con ello extendieron los contagios y acabaron situando la atención sanitaria, tanto primaria como hospitalaria, al borde de la saturación total. Una sexta ola que contabilizó más de 43.000 bajas laborales. En todo caso, se abre un nuevo ciclo de esperanza en el que hay que seguir apelando a la cautela y a la responsabilidad individual y colectiva porque el virus seguirá circulando, aunque de momento con incidencia más baja y controlada, pero sin perder de vista la facilidad y rapidez con que se expanden las nuevas cepas y según advierten los responsables sanitarios atendiendo también a las consecuencias que en estos dos años anteriores ha tenido la llegada de los veranos. De hecho, la atención sanitaria específica covid se mantendrá activa en sus fases de detección, asistencia y vacunación para consolidar este final de ciclo en el que sigue siendo obligatorio el uso de la mascarilla en interiores y allí donde no se pueda garantizar la distancia fijada. Un salto que ha sido posible gracias a la vacunación y al esfuerzo colectivo de la sociedad y de todo el sistema sanitario y que supone recuperar el ocio y la vida social en normalidad, más aún en sectores como el educativo. Comienza otro nuevo ciclo. Pero los retos colectivos ante la pandemia son los mismos.