a presencia de tractores en el centro de Pamplona pretendió ayer reivindicar el respeto al mundo rural además de poner en valor la figura de las personas que trabajan en la agricultura y la ganadería como profesionales "imprescindibles" en la sociedad: los que nos dan de comer. Unas 2.000 personas y 210 tractores se unieron ayer en Pamplona secundar un paro que sus organizadores tildaron de histórico. Una profesión muy sacrificada que lleva muchos años reivindicando tener unos precios justos para lograr un reparto equitativo de la riqueza. Consciente además de que la actual escalada de precios que ya afecta a combustible, fertilizantes y abonos les afecta especialmente, empeorará con el conflicto en la Europa del Este con en el alza de precios de muchos cereales. Agricultores y ganaderos reclamaron ayer un plan de choque ante los altos costes de producción que hacen peligrar la continuidad de los profesionales en el sector. Un plan que asegure el empleo y el relevo generacional, que facilite el acceso a la tierra y que incorpore una reforma de la fiscalidad. Las organizaciones agrarias (UAGN, EHNE y UCAN unidas por una causa común) quieren medidas de apoyo para poder cumplir la nueva Ley de la Cadena Alimentaria que prohibe vender por debajo del coste y cobrar menos de lo que se ha pagado. Una ley que confían en que mejore la brecha existente entre lo que le pagan al agricultor y lo que finalmente paga el consumidor. Entre otras demandas para incentivar el sector se pide equiparar las pensiones agrarias al Salario Mínimo Interprofesional y que la Administración vele para que los fondos europeos se repartan entre empresas y agricultores y ganaderos que cumplan con las leyes en lugar de beneficiar a la grandes empresas. Aplauden por otro lado el plan foral estratégico de ganadería extensiva que incide en la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Un sector con debilidades: vulnerable, muy envejecido (un 1,4% de los perceptores de la PAC aquí en Navarra -78 personas- tienen menos de 30 años), que depende mucho de las ayudas de la PAC, que necesita modernizarse, expuesto también al cambio climático (de ahí la exigencia ayer de una gestión hídrica integral tras las últimas inundaciones). Pero también con fortalezas, con capacidad de generar empleo y fijar población en zonas en despoblación, que mantiene la riqueza de nuestro patrimonio natural y garantiza nuestra soberanía alimentaria.