Hoy martes 16 de agosto se cumplen 40 años de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (Lorafna). Un aniversario propicio para hacer un balance de lo que ha significado esta norma, redactada cuando todavía no se había silenciado el ruido de sables del Tejerazo de febrero de 1981, que deja muchas luces pero también sombras. Entre los aspectos positivos de lo que se conoce como Amejoramiento está el desarrollo del autogobierno de Navarra, que ha permitido a los sucesivos ejecutivos forales gestionar en exclusiva competencias básicas para el bienestar de su ciudadanía como son las relativas a Salud, Educación y Derechos Sociales, etcétera con un resultado, en líneas generales, más que aceptable.

En el otro lado de la balanza, están las transferencias recogidas en la ley que, sin embargo, todavía no se ha materializado su traspaso, como son los casos de Tráfico, Seguridad Social, Prisiones, Becas, inversión en I+D+i,... También entre los aspectos negativos figuran los numerosos recursos que desde Moncloa se han presentado ante el Tribunal Constitucional contra leyes emanadas del Parlamento de Navarra o incluso del propio Gobierno foral. Muchos de ellos con claro interés partidista y con un sustento jurídico más que dudoso, pero que en ocasiones han supuesto rebajarlas hasta dejarlas casi sin contenido e incluso anularlas. Ahora mismo, Navarra tiene abiertos dos procedimientos con el Estado, que cuestiona algunos apartados de las leyes de Cambio Climático y de Contratos Públicos, al tiempo que ha visto invadidas sus competencias con el nuevo impuesto a la banca que tramita el Gobierno de España sin pactarlo previamente con el Gobierno foral a través del Convenio Económico, como sucede con todos los tributos de nueva creación. Esto último es una muestra más de la tendencia a la centralización en la que cada vez con más frecuencia se incurre desde Moncloa, que se ampara en lo que denomina legislación básica para dictar su normativa sin tener en cuenta los derechos históricos de Navarra. Una amenaza que debería ser motivo para que todos los partidos del arco parlamentario pactaran un frente común de no ceder ni un milímetro en las atribuciones de Lorafna que, por cierto, todavía sigue sin ser sometida al refrendo de la ciudadanía.