Entre la modorra del cuarto día consecutivo de soflamillas a cuento del indulto a los presos del procés, apareció ella. O sea, Ella, con mayúscula inicial, como la libertad guiando al pueblo. ¿A dónde? ¡A dónde va a ser! Pues a la plaza de las gestas más épicas del extremo-centro hispanistaní. "Concordemos en Colón", arenga desde el título Cayetana Álvarez de Toledo a volver a pisar el asfalto en alegre y combativa rojigualdidad. Es toda una sábana de El Mundo que se introduce así: "La autora hace un llamamiento a todos los españoles para concentrarse en Colón, «sin reparos ni remilgos», para frenar la impunidad con la que Sánchez quiere romper la unidad nacional indultando a los golpistas". Eso promete, así que, de cabeza al texto.

Y una vez dentro, qué quieren que les diga. Tampoco es para tanto. Todo queda en la repetición de la misma idea: "Lo que hay que hacer es movilizarse. Y movilizarse significa no sólo plantar cara en el Parlamento y en los tribunales. Es también salir a la calle". Y tras unas líneas de blablabla, otra vez: "Cuando la máxima autoridad política de un país se propone incumplir sus obligaciones políticas, morales y democráticas, los ciudadanos deben intervenir para expresar su repulsa. Sin reparos ni remilgos". Eso hasta que justo antes del final llega la ocurrente consigna: "Amigos, españoles, compatriotas: contra la impunidad, con mascarilla y sin máscara, concordemos en Colón".

La cayetanada ha sido la captura más sabrosa de esta mañana en la finca mediática diestra. El resto, como les apuntaba arriba, exabruptos recalentados sobre los indultos. Por buscar algo medianamente novedoso, llama la atención la diferente interpretación sobre las posturas en el PSOE al respecto. ABC, que se queda en clara minoría, habla en su editorial del "Rodillo de Sánchez en el PSOE para apoyar los indultos". Esta es su tesis: "Salvo un par de barones regionales de 'atrezzo' que en realidad nunca le plantan cara, y salvo algún antiguo dirigente como Felipe González, nadie se atreve a discutirle la cacicada de insinuar que indultará a los líderes golpistas catalanes". A partir de ahí, la conclusión: "Sánchez y Redondo han convertido el PSOE en un partido irreconocible, capaz de sostener que, por concordia, la democracia está en deuda con unos golpistas que no se arrepienten, y capaz también de hacer ver que los jueces son vengativos. Es inexplicable que el PSOE esté tan sometido y sojuzgado. Y también, que algunos ministros conscientes del error no dimitan".

Curiosamente, en El Mundo se defiende justo lo contrario. "El sanchismo empieza a tener contestación", es el título del editorial. Después de citara a los dinosaurios de rigor (González, Guerra, Leguina, Rendondo Terreros) y a García Page, la pieza remata así: "Han bastado los primeros indicios de la pérdida social de credibilidad de Sánchez en las elecciones madrileñas para que despierten las últimas voces socialdemócratas en el partido que más tiempo ha gobernado España desde la Transición. (…) El tiempo de la cobardía va tocando a su fin. Los españoles se han hartado de los infames cálculos cortoplacistas del mismo que se erige en visionario del futuro pero solo es un triste dependiente de los votos actuales de ERC".

Ignacio Varela se apunta a la teoría en El Confidencial. Aunque solo sea por salvar el culo, habrá rebelión a bordo: "Dentro de dos años, habrá elecciones municipales y autonómicas, y varios presidentes y miles de alcaldes y concejales socialistas querrán seguir siéndolo. Si algo pueden temer con fundamento, es llegar a ese trance arrastrados por Sánchez al pantano catalán, repleto de chapapote electoral para el PSOE en el resto de España. Si de esta no brota en ese partido alguna señal de vida inteligente, será la prueba definitiva de que el protolíder lo ha convertido en un camposanto".

Carlos Herrera es otro de los que piensa que Sánchez va a salir escaldado de esta. Claro que él lo dice con más gracia: "Sin medirlo ni pedirlo, fuera de cacho y sin orden de lidia, Sanchinflas se ha lanzado por la pendiente precipitada de las declaraciones inadecuadas, sin contentar a nadie y sin obtener aparentes beneficios de su extemporánea perorata acerca de las revanchas y las concordias. De aquí a que conceda los indultos, si los concede, le espera un permanente desgaste corrosivo del que no acabo de ver el beneficio".

Sin entrar en si lo pagará o no en el Comité Federal o en las urnas, Federico Jiménez Losantos apostrofa a Sánchez de golpista. Tal cual: "Ha asumido que su continuidad en el poder pasa por dejar de ser un escolta del golpismo para ponerse a la cabeza misma del golpe. Ya no estamos ante el golpe de Junqueras o Puigdemont sino del golpe de Sánchez, que actúa con la complicidad del Gobierno, del PSOE y del PSC. Para seguir en el poder, Sánchez se ha puesto a la cabeza del golpe de Estado en Cataluña, extendiéndolo a toda España. Y Sánchez son también su Gobierno y su partido, el PSOE, tan golpistas como él".

Ese era el original. Les cierro la persiana con una de las muchas copias del turolense que pululan por por el universo mediático diestro. Este en concreto se llama Julio Valdeón y escribe en La Razón cosas con la que sigue: "Convocaron un referéndum ilegal. Le echaron un pulso a la Policía y la Guardia Civil. Silenciaron a la mitad de Cataluña y al resto de españoles. Hicieron de las escuelas, trincheras. Con los niños cosieron sacos terreros. Proclamaron por todo el mundo que España pisoteaba los derechos humanos. Repitieron las injurias en unos medios de comunicación, TV3 y etc., que manejan como propios aunque sean de todos. Nos quieren convencer de que debemos indultar al delincuente que abomina de la reinserción y ronea de que repetirá la hazaña. Más que fachas nos toman por gilipollas". Como si no se pudiera ser las dos cosas a la vez.