Ya era malo que, en el birlibirloque de los nombramientos políticos, los magistrados conservadores se hubieran quedado en franca minoría en el Tribunal Constitucional. Pero la elección como presidente de la gran bestia negra para la diestra, Cándido Conde-Pumpido, ha sido el remate.

"La elección del magistrado Cándido Conde-Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional (TC) culmina el deterioro de la apariencia de imparcialidad del máximo órgano de garantías"

Editorial de El Mundo

El Mundo no disimulo su escozor. “Sánchez forja un rodillo en el TC con Pumpido como presidente”, titula en primera. El editorial se abre con la misma llantina: “La elección del magistrado Cándido Conde-Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional (TC) culmina el deterioro de la apariencia de imparcialidad del máximo órgano de garantías del Estado y es la constatación de que en su renovación no ha primado el sentido institucional sino el principio de apropiación. Gana el favorito de Moncloa y el rodillo, una mayoría de siete a cuatro inédita desde la Transición, se completa al romperse todas las normas no escritas para impulsar a otra magistrada próxima al PSOE a la vicepresidencia y negársela a la minoría conservadora”.

El editorialista de La Razón, sin embargo, se apunta a dos barajas. Así, en el título deja ver que no se fía: “Razones para la prevención ante el TC”. Sin embargo, después de enumerar los motivos de desconfianza, el amanuense dice que no hay que tener prejuicios: “Queremos dejar constancia de la competencia y la experiencia jurídicas del nuevo presidente del TC y de la mayoría de sus compañeros, eminentes juristas, con perfiles adecuados. Más allá de los precedentes y el bagaje que a todos acompañan, y que en algunos casos generan inquietudes comprensibles, Conde-Pumpido y el resto de magistrados serán valorados a través de sus sentencias y votos particulares y no antes”.

"Quien va a mandar a partir de ahora en el Constitucional es Sánchez. Adiós a la división de poderes que nunca existió"

José Antonio Vera (La Razón)

En el mismo diario azulón, José Antonio Vera no contemporiza ni la mitad: “Aunque pueda parecerlo, Cándido Conde-Pumpido no es primo de Tezanos. Eso sí, funcionará al frente del Tribunal Constitucional como un Tezano más. Como los presidentes del CIS, la RTVE, el INE, Correos o Loterías. En realidad, quien va a mandar a partir de ahora en el Constitucional es Sánchez. Adiós a la división de poderes que nunca existió. Adiós al contrapoder. Solo hay un mando único y es el del Ejecutivo, con una delegación en el Legislativo y otra en el Judicial”.

En ABC, Ignacio Camacho no se corta. Para él, el nuevo presidente en una “Correa de transmisión” (ese es el título de la pieza) con Moncloa. Así lo desarrolla: “Su sintonía con el Gobierno no sólo es manifiesta: en el entorno de La Moncloa se le considera con fundamento el muñidor de la estrategia de Presidencia para controlar la cúpula judicial al completo y levantar en ella otro bastión de la izquierda. Con él al frente de una rígida mayoría de siete a cuatro cabe a priori poco margen de sorpresa. El mecanismo de contrapeso institucional depende ya sólo de ciertos improbables rasgos individuales de independencia”.

Sánchez ya tiene lo que quería”, se apunta a la tesis Félix Madero desde Vozpópuli. Según el columnero, el inquilino de Moncloa ha completado la colección de títeres: “La llegada de Conde-Pumpido al Tribunal Constitucional es la última. Ya tiene Sánchez ahí a alguien que conoce bien como relacionarse con Moncloa, algo que aprendió con esmero cuando fue fiscal general del Estado con Zapatero. El mismo que, desde ese cargo, aseguraba que el vuelo de las togas de los fiscales no eludiría el polvo del camino, que así es como bendecía el hoy presidente del Tribunal de Garantías la negociación del gobierno socialista con ETA. O sea, que de vez en cuando, conviene olvidarse del marco legal y mirar hacia otro lado”.

"La elección de Conde-Pumpido como presidente del TC demuestra que el proceso de voladura constitucional continúa"

Ana Samboal (El Debate)

Y todo esto son pellizcos de monja al lado de la brea ardiente que vierte Ana Samboal en El Debate. Según la hiperventilada opinadora, no es que haya ganado Sánchez. Han ganado ETA y los separatistas. Atiendan a la filípica: “Su elección demuestra que el proceso de voladura constitucional continúa. Lo intentaron los asesinos de ETA y llegaron a la conclusión, gracias al eficaz trabajo de políticos, jueces, policías y guardias civiles, de que la violencia no era el camino. Optaron por integrarse en el sistema para volarlo desde dentro. El Gobierno de España, con Zapatero ostentando la presidencia y Rubalcaba en Interior, les facilitó la transición. Lo intentó Ibarretxe y las Cortes le dieron con la puerta en las narices. Tomaron el relevo los independentistas catalanes. Y, aunque las instituciones del Estado respondieron con eficiencia parando el golpe, Pedro Sánchez está más que dispuesto a favorecer no sólo su vuelta al corazón del sistema, sino también a concederles todas y cada una de sus demandas”.

Como ya es costumbre, la apariencia de moderación la aporta (más que nada, para llevar la contraria) Pedro J. Ramírez. El director de El Español lanza un tercio a espadas al nuevo presidente del TC: “Pumpido sabe que su trabajo durante los próximos años será el que predominará en la memoria colectiva de los españoles. Y es evidente que ningún magistrado desearía arruinar su legado como jurista y hombre de Estado poniéndose al servicio del Gobierno, sea cual sea el signo de este, durante sus últimos años de servicio público. EL ESPAÑOL confía en que el mandato de Conde-Pumpido sea más cercano al espíritu de sus palabras en contra de la autodeterminación que a la aplicación del rodillo de la mayoría ejemplificado en el nombramiento de la vicepresidenta Montalbán”. Entre col y col, lechuga, como se habrán dado cuenta.

Y para terminar, entregamos el premio al profeta de la jornada a Antonio Casado, que horas antes de la elección vaticinó en El Confidencial: “Balaguer, con todo a favor para ser presidenta del TC”. Según su bola de cristal, Sánchez ya lo tenía asumido: “Y la Moncloa no tendrá más remedio que dar por buena la elección de Balaguer, pues lo último que quiere Sánchez es una fractura de los suyos. Ya tiene la ansiada mayoría progresista”. Glups.