Se nos va a hacer largo hasta el 23 de julio. El ultramonte mediático ha entrado en bucle. Titulares de apertura, editoriales y columnas se autoplagian. En el centro de la diana, Sánchez, Sánchez y Sánchez.

"El sacrificio de votar para botar a este matón no impedirá que en los hornos electorales se sucedan las lipotimias, y, salvo milagro, los fallecimientos"

Federico J. Losantos

Luego, cada cual se luce con su petenera. Hoy destaca Federico Jiménez Losantos, que vaticina en El Mundo que el 23 de julio será una escabechina. Y no es metáfora. Según el turolense, va ahaber muertos: “Ahora, decidido a implantar la República Bolivariana de Sánchez, se venga de su derrota en las urnas haciéndolas casi impracticables el día más caluroso del año, el 23-J. En buena parte de España, y no sólo en el sur, el calor será insoportable para los más vulnerables, esos que dicen defender las velocirraptoras del Tiranosaurio. El sacrificio de votar para botar a este matón no impedirá que en los hornos electorales se sucedan las lipotimias, y, salvo milagro del Apóstol Santiago, patrón de España, pero cuyo puente utiliza Sánchez para sabotear la voluntad popular, los fallecimientos”.

Les ha dado por lo fúnebre a los columneros. En El Confidencial, Rubén Amón también habla de cadáveres, pero esta vez sí es un recurso literario: “Huele a muerto en la Moncloa. Y produce escalofrío el aquelarre silente de Ferraz. El desastre del 28-M hubiera justificado un proceso recusatorio, pero la megalomanía y el narcisismo de Sánchez explican o sobrentienden que la convocatoria de un nuevo plebiscito personal y la emergencia de una nueva guerra subordinen o posterguen la catarsis del PSOE a la resaca del 23-J”.

Y otra más que tira de cadaverina en sentido figurado es Mayte Alcaraz en El Debate: “En ese partido huele a muerto, por eso va a necesitar un buen forense que lo abra en canal y proclame la causa del óbito, como hace años tuvieron que hacer los griegos con el PASOK, los franceses con el todopoderoso PSF o los italianos con el PSI del corrupto Bettino Craxi; como aquellos, su tumba se la habrá buscado con empeño, aliándose con filoterroristas y populistas de la peor estofa”.

En Libertad Digital, Emilio Campmany no habla de muertos, pero sí de infiernos que se abrirán para tragarse al hoy inquilino de La Moncloa cuando termine el recuento electoral: “Si Sánchez pierde las elecciones del 23 de julio, tampoco esa noche escribirá los versos más tristes porque no sabe hacerlo. Pero tampoco nos sermoneará por desagradecidos y maleducados. No. Entonces se cerrarán los cielos, se abrirán las aguas, y entre coladas, cenizas y rocas al rojo vivo, al diablo cornicapricudo, perniculimbrudo y rabudo se lo tragará la tierra. Si Dios quiere”.

"Ahora se arranca por Iglesias y hasta por Maduro, copiándoles consignas y estrategias de inspiración frentepopulista o bolivarianas"

Álvaro Martínez (ABC)

En ABC, Álvaro Martínez ejercita los dedos y no aporta la enésima variación sobe el mismo tema: “Ahora se arranca por Iglesias y hasta por Maduro, copiándoles consignas y estrategias de inspiración frentepopulista o bolivarianas, embadurnado de victimismo y embarrando el campo, todos contra mí, identificando fascistas aquí y allá, fuera de sí, marcando enemigos. Primero daba miedo lo que sabíamos que callaba, luego nos dio miedo su monstruosa 'obra' y ahora mete miedo hasta lo que dice”.

Terminamos la magra cosecha (hay más, pero no he querido abusar de ustedes) con una pieza del género Juan Palomo que firma Abel Hernández en La Razón. Es un un truco muy viejo que consiste en poner un enunciado entre signos de interrogación y tirar millas en zig-zag. En este caso, la pregunta del titular es: “¿Sánchez, candidato?”. La respuesta es ni sí ni no ni todo lo contrario. Y tampanchos: “No es descartable que Pedro Sánchez arroje la toalla y renuncie a la candidatura. Es lo que cree, por ejemplo, Alfonso Ussía. Eso sería, más que el cerrojazo a la legislatura, una demostración de inteligencia política, de servicio a su partido, de patriotismo y de dignidad democrática. Demasiado, a la luz de una trayectoria tan altanera como equivocada”.