Después de las elecciones de abril y de las de mayo nos preguntamos: ¿ahora qué?

En todo caso, no es hora ni de lamentos ni de tirar cohetes. Es la hora en la que todos estamos llamados a construir un futuro de convivencia donde no debería tener cabida la demagogia ni el sectarismo.

Veremos si, tanto el nuevo gobierno como los partidos de la oposición, están a la altura.