En octubre del año pasado pasé a formar parte del grupo municipal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Iruñea, ilusionado por defender la Iruñea que se empezó a construir en 2015. Una nueva ciudad llena de miles de colores, ensalzando la diversidad y comprometida sobre todo con la sostenibilidad, la vivienda, la igualdad, la integración, la cultura, la memoria histórica y la participación. Justo, todo lo contrario a esa vieja ciudad que seguía igual de retrograda, oscura, antivasquista y sometedora que conocí aquel verano del 1995.

Estos 6 meses en el Ayuntamiento me han servido para observar en primera persona la rabia y el odio con el que funciona el tripartito de derechas. Esa rabia y esas prisas por deshacer a toda costa lo construido en la anterior legislatura les ha retratado tal como son. Ese "appetite for destruction" es lo único que les alimenta. En lugar de trabajar, proponer y buscar consensos, y digo esto porque no nos olvidemos que nos "desgobiernan" en minoría, se han dedicado durante nueve meses a revertir todo lo que tenga que ver con el Gobierno del Cambio. Mientras cobraban dietas de Comiruña y el alcalde se subía el sueldo, mientras prohibían la actuación de los payasos Pirritx eta Porrotx o una charla sobre sexualidad (brecha orgásmica) a petición de sus socios "cayetanistas"(VOX), mientras esto sucedía intentaban revertir en movilidad (Pio XII y amabilización), en cultura (Hiriartea), en participación, etc. El Régimen en estado puro.

Sé que lo explicado hasta ahora es bien conocido por todos y todas. Pero he sentido la necesidad de contarlo porque lo he vivido resignado y atónito, pero no sorprendido. Y porque me he dado cuenta que esta crisis sanitaria que estamos viviendo no les ha hecho reflexionar lo más mínimo, sino quizá todo lo contrario, ha acentuado su autoritarismo. Ante esta situación de gran desconcierto general, ante la alarma social por los efectos devastadores del virus, el tripartito de derechas, sin tener en cuenta a los grupos de la oposición, que formamos la mayoría de este Ayuntamiento, ha aprovechado para tomar decisiones de forma unilateral y totalitaria: Apertura de la Calle Padre Moret, introducción del ejército español por las calles de lo viejo por petición expresa del alcalde, encuesta sobre Escuelas Infantiles, etc. Su actitud sigue siendo la de menospreciar a la mayoría de la ciudadanía que esta representada en los grupos de la oposición.

Esto sucede cuando, en medio de la crisis, la mayoría de las opiniones reclamaban dejar a un lado las disputas políticas para arrimar el hombro y buscar consensos con el doble objetivo de reconstruir la ciudad en términos económicos y sociales, y repensar una nueva manera de vivir el día a día, para así poder ser resistentes ante futuras nuevas pandemias. Y en esta reflexión la movilidad ha sido, es y será una pieza clave€ Salvo para el tripartito de derechas que nos desgobierna para quien esto sólo es un mero argumento propagandístico.

El distanciamiento social, el tener que mantener la distancia prudencial para evitar la propagación del virus, va a condicionar nuestras relaciones sociales, y nuestra movilidad durante un largo tiempo, por lo que la Ciudad debe responder y adecuarse a esta situación. En la medida de lo posible debemos preparar y diseñar el espacio público y su estructura viaria a este requerimiento. En ese sentido, consideramos que la mejor alternativa es la bicicleta. La apuesta que hicimos la legislatura pasada en favor por una movilidad sostenible, por ese gran reto de las ciudades en este siglo XXI, adquiere precisamente ahora una relevancia crucial. ¿Y qué hace el tripartito de derechas? Pues en vez de crear infraestructuras para las bicis, mete 14.000 coches diarios por el centro de la ciudad abriendo la calle Padre Moret y además lo hace en contra del criterio de los y las representantes de la mayoría de la ciudadanía. ¡Menudo ejemplo de responsabilidad y categoría política!, ¡menudo ejemplo de movilidad sostenible! Ciertamente, una decisión ruin y mezquina que sólo responde a los intereses electorales de una derecha obsesionada con revertir.

Pero lo más gracioso e hipócrita de todo esto es que luego nos enteramos por prensa, y en boca del concejal delegado de Proyectos Estratégicos, Movilidad y Sostenibilidad, que la idea del actual equipo de gobierno es "fomentar los carriles bici de la ciudad". Deciden, de manera unilateral y sin consensuarlo, que Pamplona-Iruña se suma a La Red de Ciudades por la Bicicleta y lo hacen, además, sin presentarlo ni debatirlo en la Junta de Movilidad, que es el órgano que ha de tomar la decisión. Se trata de simple operación propagandística vacía de contenido que queda en evidencia con una simpe reflexión: ¿Qué ha hecho el tripartito de derechas para adecuar la ciudad a la primera fase de la desescalada, esa que prevé precisamente un incremento de desplazamientos en bicicleta?

Resulta irónico que quienes han representado la cultura "anti-bicicleta", aquellas que pintaban líneas blancas en nuestras aceras que chocaban con árboles y farolas, aquellos que comparaban la ampliación del carril bici con medidas totalitarias propias de la Unión Soviética, Venezuela o de dictadores como "txin pon txi", aquellos y aquellas que se opusieron sin piedad al corredor verde de Pio XII o al Plan de Amabilización€ ¿Ellos y ellas nos quieren hacer pensar ahora que apoyan la movilidad sostenible, uno de los estandartes del Gobierno del Cambio? ¡Por favor! Hace falta tener la cara muy dura€ No, no nos engañen con sus maniobras propagandísticas.

SI de verdad se quiere trabajar en preparar la ciudad para un nuevo modelo de sostenibilidad deberíamos apostar por incrementar los carriles bici (y su seguridad), convertir provisionalmente las vías en carriles mixtos, convertir más calles en peatonales, reducir el tiempo de espera de los semáforos. Las bases técnicas para poder llevar a cabo todo esto las tenemos en el Plan de Ciclabilidad 2017-2022, gracias al trabajo de muchos profesionales y a la participación ciudadana. En él, se diseñan los ejes principales de carril bici para nuestra ciudad. Pero el tripartito de derechas, lamentablemente, lo ha metido en un cajón porque le recuerda al Gobierno del Cambio.

Hasta que no cambien esa aptitud, hasta que el concejal delegado de Movilidad no deje de emplear las Juntas de Movilidad como una mera reunión informativa, hasta que el tripartito de derechas no asuma los principios básicos de la democracia y acepte el dictamen de la mayoría, hasta que todo esto no suceda, seguiremos diciendo y denunciando lo mismo: Iruñea no se merece esto, no se merece un gobierno de simples propagandistas, no se merece un régimen totalitario, no se merece la regresión que nos quieren imponer y no se merece volver a los oscuros años 90 en los que la derecha, amparada en los mismos embustes y las mismas maniobras de ahora, nos gobernaba a todos y a todas como si Pamplona fuese su cortijo particular. Esos tiempos tienen que quedar atrás.

Nosotros y nosotras seguiremos comprometidos por un modelo de ciudad en el que se recupere el espacio público para convivir, para poder ir a pie tranquilamente a cualquier punto de la ciudad, con más verde y menos asfalto, con más bicis y menos tráfico, y a su vez, poder hacer frente al coronavirus y futuras posibles pandemias, en definitiva, donde el urbanismo social y ecológico vaya tejiendo las condiciones necesarias para una vida digna en Iruñea.