Tarde del sábado 14 de marzo de 2020. En la pantalla de la televisión, el presidente del Gobierno informa de la entrada en vigor del estado de alarma que nos obliga a permanecer en nuestros hogares sin fecha precisa de finalización. Su mirada seria, el gesto preocupado, dejan traslucir la gravedad de una situación sin precedentes en España.

María mira de reojo a su marido y a sus dos hijos de 7 y 5 años. Suspira resignada. "Solo serán quince días", piensa, "podré soportarlo". Mientras, el hombre de la casa se remueve inquieto en el sillón y refunfuña "quince días encerrado contigo y con estos mocosos, esto no habrá quien lo aguante".

María tiene 32 años y lleva en pareja desde los 18. El que fuera su apasionado novio, que le esperaba cada tarde a la salida del instituto provocando los comentarios de sus amigas "hay que ver lo colado está por ti", "no te deja sola ni a sol ni a sombra", "qué suerte tienes chica, para mí lo quisiera", con los años se ha ido convirtiendo en un compañero celoso e inseguro de quien María solo recibe reproches, insultos y en ocasiones, golpes. "Ya sé que a ti no te gusta así, pero a mí sí, compláceme, anda, no te cuesta nada"; "Si no lo haces es porque no me quieres"; "¿Dónde has estado todo este tiempo?"; "Ya te dije que no la escuches, es una amargada que quiere separarnos", "Esa está más sola que la una porque no la aguanta nadie"; "No me des la espalda cuando te hablo"; "¿Que te deje en paz? ¿Pero tú quién te crees que eres para hablarme así?"; "Mira lo que me has obligado a hacer".

Ya superamos el mes confinados y a María cada día se le hace más cuesta arriba. Ella no pisa la calle, es su marido quien sale a hacer la compra. "Es lo mejor, así estamos más protegidos".

María limpia la casa varias veces al día, pone lavadoras y hace la comida, pero eso no evita el hosco gesto de su pareja ni los comentarios en la mesa "estas lentejas no saben a nada" o "pásame ese vino, a ver si así me doy alguna alegría". Durante la jornada, ella está constantemente con los niños, ayudándoles en las tareas del cole, cocinando con ellos, viendo los dibujos animados€ Por las noches se acuesta temprano para evitar su cercanía - "me duermo, no discutimos y así no le doy motivos para tocarme"-, mientras él se queda frente al televisor hasta la madrugada. María no es consciente pero se escabulle de su presencia hostil y amenazadora, como hacía cuando era niña y su padre llegaba a casa enfadado casi siempre.

De vez en cuando se queda mirando por la ventana y suspira, añorando las mañanas en que llevaba a los chicos al cole y después se daba un breve paseo hasta la casa que limpia por horas, sin contrato ni Seguridad Social "pero ganaba un poco de dinero y me lo gastaba sin consultárselo. Era mío, lo único completamente mío", piensa "ahora ya no me queda nada".

Esta situación resume lo que están viviendo muchas mujeres en estos días difíciles. Para protegerlas, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, a través del Ministerio de Igualdad, ha publicado la "Guía de actuación para mujeres que estén sufriendo violencia de género en situación de permanencia domiciliaria derivada del estado de alarma por COVID 19" (https://violenciagenero.igualdad.gob.es/informacionUtil/covid19/GuiaVictimasVGCovid19.pdf) en la que se recopilan los recursos a los que pueden acceder: el teléfono 016 y un mail de atención (016-online@mscbs.es) atendidos las 24 horas; el Servicio TELESOR de asesoramiento jurídico, prestado en 52 idiomas (www.telesor.es); el servicio de apoyo emocional inmediato por WhatsApp (682 91 61 36 -682 50 85 07); los teléfonos de Emergencias (112), Policía Nacional (091) y de Guardia Civil (062); y la aplicación ALERTCOPS, que envía una señal de alerta a la policía con la localización de la víctima en caso de emergencia. Además, en esta Guía se responden las dudas más frecuentes en función de si la mujer convive o no con el agresor o si tienen hijos en común.

Asimismo, el Gobierno de España aprobó el 31 de marzo el Real Decreto-ley 12/2020, declarando esenciales los servicios de asistencia y protección integral de las víctimas de violencia de género, garantizando su normal funcionamiento y adaptando su prestación a las necesidades excepcionales derivadas del estado de alarma. Además, esta norma permite que las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos empleen fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género en programas y proyectos que garanticen la prevención, protección y atención frente a todas las formas de violencia contra las mujeres.

Solo mediante la actuación al unísono de todas las instituciones implicadas, la coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la colaboración ciudadana, las mujeres como María podrán vislumbrar un futuro sin violencia de género.

Porque a este virus también lo paramos desde la unidad.