Black Lives Matter even in Africa, put it in hashtag: Las vidas negras deben importar igual en América que en África”, señala Muhamma Hassan (Sudan) tras alcanzar el Centro de Estancia Temporal de Melilla. “En el desierto no teníamos dinero, comida o agua. Todos los que hemos llegado hasta aquí somos unos afortunados”, agrega. Algunos de sus amigos tenían los huesos rotos... Las imágenes lo dicen todo sobre la desproporcionada y brutal intervención policial en el barrio chino de Melilla, una actuación represiva que ha tenido como resultado la pérdida de decenas de vidas humanas. Pero si es triste saber que hay personas humanas que pueden morir aplastadas, asfixiadas, inconscientes en una avalancha generada en un desnivel previo a la alambrada marroquí o al caer desde los 10 metros de valla (en un tramo donde no se han cambiado las concertinas), más difícil resulta encajar la respuesta de un presidente de un Gobierno que no es precisamente el que legisló sobre las devoluciones de inmigrantes en caliente. Ni Vox hablaría así. Sánchez ha responsabilizado este fin de semana a las mafias que trafican con seres humanos de la estampida en el que han muerto al menos 37 personas (se habla de muchas más) y cientos han resultado heridas –según varias ONG que trabajan en terreno marroquí–, a la vez que ha ensalzado el trabajo de la gendarmería marroquí para defender la “integridad territorial de España” al tratar de repeler “un asalto violento”. Mano dura contra la inmigración es lo que se ha pedido al Gobierno marroquí en la nueva etapa de relaciones tras el giro emprendido en su política respecto al Sáhara. Es decir, el abandono del pueblo saharaui tiene como resultado no un control de fronteras o de las mafias sino batidas contra los inmigrantes y la vulneración de derechos humanos. Vergonzoso. ¿Eso aceptaríamos para otros refugiados? ¿Así es como se lucha contra las mafias saqueando y maltratando una vez que llegan a Melilla sus víctimas? Varios medios relataban que incluso la policía marroquí llegó a cruzar la valla para golpear, detener y devolver en caliente a varias personas inmigrantes que habían conseguido pasar y que estaban fuera de su control, una intervención cuando menos irregular. 500 personas lograron llegar a las vallas y 133 consiguieron avanzar. Personas débiles y hambrientas procedentes de Sudán, Sudán del sur, Chad o Eritrea que viven rodeados de conflictos armados. Personas a las que se niega el derecho al auxilio. Jóvenes en torno a los 20 años en busca de una vida mejor.

Es cierto que el asalto fue violento, que los inmigrantes utilizaron palos, piedras y cuchillos artesanales pero aunque plantaron cara a la policía marroquí también es verdad que no tenían ninguna protección. Nadie debería morir de esta manera. ONG como Amnistía Internacional han pedido una investigación independiente sobre lo ocurrido. La organización también denuncia hacinamiento a la que las fuerzas policiales marroquíes habrían sometido a decenas de migrantes en las inmediaciones del perímetro fronterizo.