No hay nada nuevo. Se vuelve a aprovechar la situación de los inmigrantes para hacer bandera de la vieja mano dura contra los denominados sin papeles con el objetivo confeso de captar votos. Les llaman sin papeles para tratar de devaluar su condición humana de personas. En esta progresiva decadencia de las derechas hacia discursos extremistas y ultras tras la irrupción de Vox, el PP de Casado plantea ahora aplazar la expulsión de las mujeres inmigrantes embarazadas y en situación de alegalidad administrativa si aceptan ceder a ese hijo en adopción. Luego, eso sí, el PP garantiza que serán expulsadas de vuelta a la guerra, el hambre, la persecución y la miseria de sus países de origen de los que habían huido precisamente para tratar de ofrecer una vida mejor a esos hijos que ahora son tratados como mercancía de chantaje. Infame, machista y brutal. La propuesta es una afrenta a la dignidad humana. Y liga en una mezcla vomitiva maternidad, inmigración, aborto y recursos económicos desde una concepción clasista, rancia y casposa de la caridad hacia las personas más desfavorecidas, en este caso las mujeres inmigrantes embarazadas. Recuerda, y mucho, al robo de bebés durante el franquismo -en muchos casos a mujeres encarceladas bajo la acusación de rojas-, para entregarlos o venderlos a las elites del régimen. Otra forma de explotar y chantajear a los más débiles para satisfacer las necesidades, en este caso de maternidad, de los más poderosos. No sé, alguien debería decir algo. Parar esta deriva hacia lugares y actitudes de evidentes resonancias nazis. Pero creo que es precisamente la falta de ese alguien con la suficiente autoridad ética y política en el Estado la que ha abierto la puerta la actual decadencia de la política española. Por cierto, este PP de Casado es el mismo PP con el que acaba de firmar un pacto de coalición UPN en Navarra. Por supuesto, Esparza no dirá nada de esa barbaridad, porque lo suyo es el euskera, los vascos y esas cosas. Ni la dignidad de las personas ni los derechos humanos ni la solidaridad ni la justicia social.