Cuando las derechas navarras ponen a circular la palabra injerencia en Navarra hay que ponerse en guardia. Siempre significa lo mismo: salvaguardar sus intereses -en esta caso intentar reconquistar el poder tras las elecciones del 26-M- poniendo como escudo su idea patrimonial de Navarra. Que el PNV defienda un mismo concepto de modelos de gobiernos estables en el Estado, en Navarra y en la CAV como su estrategia de negociación en este tiempo de pactos postelectorales es simple lógica política no una injerencia. Que en esa fórmula defienda la utilidad de sus acuerdos con el PSE en la CAV, ratificada para ambos en los resultados electorales, un acuerdo con Sánchez y el PSOE en el Congreso y un posible pacto entre el PSN y Geroa Bai en Navarra tampoco es ningún chantaje. Simplemente, es el posicionamiento de un partido, el PNV, que tiene más de 100 años de historia política en Navarra -el que más tiempo acumula de las formaciones actuales navarras-, tiene alcaldes, concejales y parlamentarios, ha tenido miembros en el pasado Gobierno de Barkos y forma parte de la coalición Geroa Bai. ¿Cuál es la injerencia o el chantaje de ese planteamiento político? Al contrario, parece lo coherente aunque no se lleve mucho ahora la coherencia en política. Lo que ocurre es que Esparza y el frente de derechas temen que su falta de apoyos suficientes para gobernar en Navarra pese a ser la lista más votada le lleven otros cuatro años a la oposición y el manido ventilador de la injerencia es una forma de intentar exacerbar la política y la presión sobre Chivite y los socialistas navarros, una vez más, para tratar de evitarlo. El ruido y la exageración irán a más conforme avance esta serie política de pactos hasta el desenlace final. Sería interesante contar con un spoiler que fuera desvelando el episodio final, porque el papel y el contenido de los capítulos que van a protagonizar las derechas, sus portavoces interesados y los poderes fácticos conservadores ya lo conocemos de temporadas anteriores. La atención se centra en el resto de actores, desde el PSN a lo que decida Ferraz a la estrategia de Geroa Bai, las reflexiones de Podemos e I-E o al análisis de futuro que haga EH Bildu. La partida hay que jugarla.