no ofrece Enrique Maya ningún síntoma de haber aprendido algo de su anterior etapa al frente del Consistorio pamplonés, durante la cual protagonizó el nefasto registro de ser el único alcalde que no fue capaz de sacar adelante ni uno solo de los cuatro presupuestos que negoció entre 2011 y 2015. Ilustrativo de su torpeza para gestionar su minoritaria mayoría es que ni siquiera supo ganarse la confianza del PSN en su primer año de regidor, cuando el binomio Barcina-Jiménez llevaba las riendas de la Comunidad todavía en feliz coalición. Su actual mandato ha arrancado por derroteros que no invitan a pensar que le vayan a ir las cosas mejor. Ha perdido las cuatro primeras iniciativas sometidas a votación, lo que da idea de por dónde puede discurrir el pulso entre los 13 concejales del frente de derechas que aglutina a UPN, PP y Ciudadanos, y los 14 del bloque progresista de EH Bildu, PSN y Geroa Bai. Un pulso, por cierto, que hoy se va a alterar deliberadamente en el pleno que celebra el Ayuntamiento con solo 25 ediles, ante la poco democrática maniobra del alcalde, que ha dilatado la sustitución de las nuevas consejeras Elma Saiz (PSN) e Itziar Gómez (Geroa Bai) para gozar de una mayoría tan falsa como efímera.