o haría falta que las mujeres se plantaran hoy en calles y plazas para que se hicieran visibles, agitaran nuestros viejos dogmas y cuestionaran el orden aún imperante. Ni que un día del año estuviera dedicado a todas ellas como otros están asignados a la lucha contra el cáncer o contra el uso de los niños soldado. Pero esta es una batalla que vienen librando de antiguo, más allá de 1908, desde que quedaran estigmatizadas en el Antiguo Testamento, una revolución de largo recorrido. No haría falta un 8-M si estuviéramos atentos a lo que ocurre cada día a nuestro alrededor para reconocer de primera mano su esfuerzo constante por abrir nuevos caminos, su dedicación generosa, su capacidad para duplicar funciones en el puesto de trabajo y en el hogar, su alegría contagiosa; pero también para saber de sus inquietudes personales, que no ponen nunca en primer lugar sino por detrás de las de su entorno familiar; de sus obstáculos laborales, que levantan otros; de sus miedos; de sus renuncias; del desprecio sordo que las hiere y las desgasta; esa fatiga que dejan siempre para mañana; ese aviso que tantas veces escuchamos, "el día que yo estalle...", y que es la cuenta atrás mas larga de la historia. No haría falta que pidieran ayuda, protección, igualdad, acompañamiento, corresponsabilidad€ No haría falta, pero me observo a mí mismo y entiendo que el 8-M sigue siendo obligado y necesario.