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Mesa de redacción

Ana Ibarra Lazkoz

Errejón, el lobo que se disfrazaba de feminista

Errejón, el lobo que se disfrazaba de feministaA. Pérez Meca

No resultaba fácil encontrar referentes masculinos para los más jóvenes en materia de igualdad. En la derecha ya sabíamos lo que hay. Y para uno que colaba desde la izquierda nos ha salido rana. Creo que la desconfianza que genera en la sociedad esta doble moral hace mella especialmente en una generación descreída de la clase política y que recela de los discursos feministas a tenor de las encuestas que reflejan que los jóvenes de sexo masculino siguen manteniendo que la violencia machista no existe o es un invento ideológico. Iñigo Errejón (ahora 40 años) era esos tipos que muchas mujeres lo teníamos de algún modo idealizado en esa caverna que intuimos era el aparato político de Madrid, y no sólo por ser un hombre del 15-M que defendía la igualdad -y con menos ego que otros líderes políticos como Pablo Iglesias- en una formación donde las mujeres habían ocupado los primeros puestos de responsabilidad, sino por verlo comprometido con la transformación de la sociedad en tono, forma y contenido. Ahora sabemos que sus propias compañeras lo taparon precisamente para proteger a uno de sus líderes masculinos de los que, seguramente, muchas de ellas podrían hablar mucho más. Dicen que sufría adicción al sexo y a sustancias o él mismo insinúa que su salud mental estaba tocada a causa del estrés de la política: mala justificación y, además, sin pedir perdón. Habrá mucho adicto sexual que no sea un acosador ni un violador ni un maltratador. Habrá muchos hombres que sufren estrés, depresión o ansiedad y no por ello van cerrando puertas detrás de una mujer y le enseñan la polla. Lo que sí hay -y es un patrón muy común en diferentes jerarquías de diferentes ideologías- es muchos hombres que utilizan su poder para dominar y humillar a mujeres a las que creen pueden someter con el único objetivo de satisfacer sus propios deseos sexuales.