Vi por casualidad la penosa intervención que Miguel Tellado protagonizó el sábado en Pamplona. Sabía que tenía programado un acto en nuestra querida Iruña, pero conociendo el nivel político del personaje no había necesidad de alterar ningún plan por escucharlo. El caso es que irrumpió en directo en el 24 horas de TVE y puse la oreja antes de salir a tomar el vermú en el esplendoroso día que tuvimos coincidiendo con el día grande del Privilegio de la Unión. Siempre merece la pena celebrar aquella decisión de apostar por la concordia que mejoró la vida de los pamploneses hace seis siglos. Justo lo contrario que lleva haciendo el PP en Navarra desde que Santiago Cervera, el único líder que ha tenido este partido en Navarra con formación y criterio, dejó la presidencia del partido en 2012.
Desde entonces, la mediocridad se ha adueñado del PP en una suerte de competencia por ver quién muestra mayor desconocimiento de esta tierra. Ahora lleva las riendas el manipulador de su propio currículum Javier García, que ejerció de anfitrión para el aterrizaje del paracaidista Tellado. Al secretario general del PP no se le ocurrió otra cosa que vaticinar que en Navarra van a cavar la fosa donde reposarán los restos de este Gobierno. El problema es que este cantamañanas no va por libre. Un día después de escoger la pésima metáfora de las fosas, su presidente entonaba el me gusta la fruta que los peperos usan para insultar a Sanchez, y este lunes Martinez Almeida negaba el genocidio israelí. Difícil imaginar un PP más desnortado con un discurso extremista que relanza a Vox en todas las encuestas.