los medios de comunicación ofrecen a menudo noticias realmente impactantes de crisis humanitarias que, provocadas por catástrofes naturales o por guerras o conflictos de todo tipo, afectan a regiones del mundo alejadas de nuestro entorno. Esos testimonios nos suscitan una primera reacción de solidaridad y empatía hacia quienes sufren tales tragedias. Las entidades de cooperación comienzan a actuar prestando ayuda y para ello suelen contar con el respaldo de algunas instituciones con el apoyo, casi siempre, de aportaciones altruistas de muchas personas que se han visto interpeladas por lo que los medios les cuentan y las redes sociales les recuerdan.

A menudo ocurre que la respuesta solidaria dura lo que la catástrofe en cuestión está presente en el escaparate mediático, de tal forma que el eco de muchas de estas crueles crisis humanitarias llega a desvanecerse pronto; quizá porque ya no “impactan” tanto y parecen haber perdido interés; quizá porque han sido “desplazadas” en los medios por nuevas situaciones igualmente trágicas y más “del momento”.

Llega entonces un olvido generalizado de situaciones terribles que padecen miles y miles de personas en otros lugares de la tierra. Y con este olvido viene también el cese de la respuesta solidaria e incluso de la ayuda internacional que inexcusablemente se les debería ofrecer. El sufrimiento no cesa -al contrario, muchas veces se agranda y extiende-, pero al desaparecer de las portadas desaparece también el interés de la sociedad. El año pasado la Fundación Caja Navarra creó el Fondo de Crisis Olvidadas, un recurso destinado precisamente a mantener vivos el apoyo y la ayuda a quienes siguen haciendo frente a tragedias humanitarias que parecen haber sido desplazadas por nuevas situaciones también terribles.

¿Qué es una crisis humanitaria olvidada? Sin pretender establecer una definición precisa, usamos este término para señalar una situación de emergencia (es decir, de amenaza a la vida, la salud, la seguridad o el bienestar básico) en una región, que perdura en el tiempo y a la que la comunidad internacional no está respondiendo o lo hace insuficientemente. El Fondo al que hacemos referencia tiene en 2019 una dotación de 180.000 euros, lo que supone el 1,4% del presupuesto global de la Fundación. Pero además de los recursos materiales y humanos que se derivarán de esta ayuda, nuestra contribución tendrá una incidencia no menos importante: la difusión, evitar el olvido, poner el foco en que las nuevas crisis humanitarias no pueden solapar lo que ha sucedido y sigue sucediendo en ciertos lugares del mundo. Podemos decir que este aspecto que va a caracterizar el programa de la Fundación es, además de innovador, realmente necesario. Así nos lo han transmitido quienes trabajan en el campo de la cooperación internacional. Por este motivo, uno de los criterios tenidos en cuenta para decidir qué proyectos apoyamos con este Fondo es la comunicación; tanto en lo relativo a aumentar la presencia en los medios de sus actividades y realidades, como en la organización de eventos y acciones que hagan llegar esos proyectos a la sociedad. Potenciaremos, en definitiva, la sensibilización, el conocimiento compartido de unas crisis humanitarias que, porque perduran en el tiempo, no deben ser olvidadas ni ocultadas. La razón de ser del Fondo se encuentra, lógicamente, en el plan estratégico “Navarra, más solidaria”, que desde 2018 es la hoja de ruta de la Fundación. Es evidente que se trata, en primer lugar, de una solidaridad efectiva (que también ha de trascender nuestro ámbito geográfico); pero también hay más directrices de nuestro plan estratégico que toman cuerpo en la puesta en marcha de este Fondo:

-Se trata de una iniciativa innovadora, con una apuesta clara por asumir un espacio que otras entidades no contemplan.

-Asume la metodología de trabajo que queremos imprimir a todos nuestros programas: la colaboración entre entidades, el trabajo en red. Este año apoyamos proyectos de Alboan y Acción contra el Hambre; la Fundación Caja Navarra suma con estas organizaciones, pone su parte, tal como ellas hacen -y de un modo encomiable- la labor para la que fueron constituidas.

-Y no dejamos de evidenciar que el Fondo responde, como así exige nuestro plan estratégico, a nuestro compromiso con las personas. Mirar por las personas, en especial por las que viven en situaciones de vulnerabilidad, es el punto de partida de todo lo que hacemos en la Fundación Caja Navarra.

Esto es lo que presentamos estos días ante la opinión pública. A la par de que anunciamos y compartimos con la sociedad navarra nuestro apoyo a unas entidades nunca suficientemente reconocidas, tenemos el convencimiento de que la aplicación práctica de la solidaridad con quienes sufren vulneraciones de derechos humanos, nos transforma positivamente y nos hace mejorar como seres humanos.El autor es presidente de Fundación Caja Navarra