a pocos meses de las elecciones, el Gobierno de Navarra presenta la campaña Irakasleei eskerrik asko / Gracias al profesorado en la que en 5 vídeos, antiguos/as alumnos/as agradecen a los que fueron sus docentes lo que aprendieron de ellos. Una música emotiva de piano se escucha de fondo. Nunca está de más prestigiar a estas personas por su enorme labor social como educadores/as, pues sostienen el sistema muy por encima de lo que se les exige y de lo que reciben a cambio. Por eso, este agradecimiento sería mucho más sincero, coherente y efectivo si se reflejase en la mejora de las condiciones laborales de estos/as docentes, siguiendo el camino de los países europeos en los que esta profesión tiene más prestigio.

Estos son algunos datos para entender la realidad de la educación en Navarra:

-Navarra sigue a la cola de Europa en inversión educativa sobre el PIB, un 3,1%, lejos del 6% que recomienda la Unesco, y subcontrata de forma más barata la atención al 40% del alumnado.

-La tasa de interinidad en la red pública es del 33%, algo escandaloso si miramos a Europa. Las OPE son insuficientes, todavía faltarían por consolidar 2.400 trabajadores/as. El Pacto Educativo 2018-22, que ELA no firmó, no dice ni cómo ni cuándo se va a pasar de ese 33% al 8% que pretende el Gobierno. Navarra necesita OPE masivas y un modelo de oposición que debería ser decidido aquí y no en Madrid.

-El Departamento de Educación no negocia las OPE con los representantes del profesorado, conculca el derecho a la negociación colectiva y desprecia sus aportaciones.

-Las primeras medidas del nuevo pacto son insuficientes: la reducción de sesiones en Infantil y Primaria, de 25 a 23, ha supuesto que los centros pierdan recursos y horas de apoyos y desdobles, pues la contratación es insuficiente, se necesitaban 300 nuevos/as contratados/as y sólo contrataron a 136; se ha pospuesto la reducción de horas de docencia en Secundaria para el curso 2019-20, no hubo voluntad de implantarla a la vez que en Infantil y Primaria; y la gestión de sustituciones sigue siendo muy ambigua y muy lejos de garantizarse desde el primer día.

-Los ratios actuales (25 Infantil y Primaria, 30 ESO y 33 Bachillerato) siguen siendo altos si nos comparamos con Europa. El Departamento no tiene intención de bajarlos.

-El profesorado ha perdido en torno a un 15% de poder adquisitivo en los últimos años y en el pacto educativo ni se menciona cómo se va a recuperar.

-La Orden Foral 51/2018 para la gestión de listas (preferentes) va en contra de la estabilidad de los/as trabajadores/as interinos/as y de los centros, fue ampliamente rechazada por este colectivo y fue impuesta sin negociación y en contra de la opinión de todos los sindicatos. Las listas segregadas por especialidad e idioma conculcan los principios de igualdad, mérito y capacidad del profesorado.

-El Gobierno actual ha dado continuidad a los Programas de Aprendizaje en Lenguas Extranjeras, como el PAI, que desplazó a centenares de maestros/as generalistas funcionarios/as por no tener el título de inglés y que en los centros donde fue impuesto ha aumentado los niveles de interinidad (más del 50% en la mayoría), así como la rotación de interinos/as.

-La salud laboral de los/as docentes también ha empeorado en los últimos años. La carga de trabajo y los ratios excesivos influyen directamente en el bienestar de los/las trabajadores/as tal y como demuestran los resultados de las evaluaciones de riesgos psicosociales de los últimos 4 años. El Departamento no cumple las medidas que propone el Servicio de Prevención para hacer frente a esta situación porque para aplicarlas hay que invertir. La prevención de riesgos laborales no es una prioridad para el Gobierno.

Aparte de estos temas específicos, la campaña cae en otras contradicciones. La consejera dice que “el foco está en las personas” y en los vídeos se muestra la personalidad y los valores que transmiten los/as profesores/as al alumnado. Paradójicamente, el sistema que se utiliza para la selección de los/as mejores docentes no pone el foco en las personas, lo pone (mediante pruebas eliminatorias) en el aspecto académico y en el dominio de los contenidos de las materias, que por supuesto es muy importante, pero sirve de poco si no se cuenta con otro tipo de habilidades, las pedagógicas y sociales. Por otra parte, en vez de estructurar un acceso profesional y una formación especializada acordes a la función que desarrollan, se les pone en tela de juicio hablando del MIR docente y evaluaciones periódicas sobre su desempeño. Para dar prestigio a la labor docente, no solo las condiciones de trabajo son primordiales, también lo son la responsabilidad que asumen, la competencia profesional que se requiere para su acceso y su contribución a la sociedad. Si el profesorado tuviera más autonomía, si pudiera aprender más todos los días, si pudieran contribuir más al sistema educativo, la profesión docente sería también más atractiva y valorada. Hay que apostar por una estructura que no sea tan rígida, confiar más en ellos/as y darles más apoyo institucional y recursos.

En ELA no entendemos que se ponga el foco en las personas si no se pone de la misma forma en sus condiciones de trabajo. Queremos un reconocimiento real, y no un reconocimiento que roza lo compasivo hacia la profesión docente (¡qué gran labor hacen, cómo se entregan, qué dedicación, cuántos dolores de cabeza!...). Si estas personas tienen en sus manos la formación de la próximas generaciones, deberían llegar las que sienten vocación, pues el servicio que dan a nuestra sociedad es un pilar de nuestro Estado de bienestar. Así pues, centrémonos de una vez en darles prestigio profesional y las condiciones de trabajo que merecen.

Firman este artículo: Oihana Goiogana Bengoetxea, Izaskun Elizari Riezu, Rakel Laspidea Arnedo y Alfredo Lakuntza Vicario