El pasado año nos dejó un verano sangriento, con once trabajadores muertos como consecuencia de la violencia patronal en su afán de obtener el máximo beneficio al mínimo coste. En lo que llevamos de verano dos trabajadores han perdido la vida en accidente laboral mortal en Navarra.

En mi opinión, el sindicalismo de clase y contrapoder tiene dos retos inaplazables. Por un lado, la responsabilidad sindical de articular una confrontación efectiva en contra del proceso de precarización de las condiciones de trabajo también desde el punto de vista de salud laboral. Por otro, la responsabilidad social de articular junto con la sociedad una respuesta, activación social, que cuestione con determinación, como ocurre en otros ámbitos, la muerte de trabajadoras. Es inaceptable en términos democráticos una sociedad que vulnera el derecho de los trabajadores y trabajadoras a volver con vida a sus casas.

En este contexto cobra especial gravedad la lamentable decisión del Gobierno de Navarra, en este caso de la mano del señor Ayerdi, de recuperar los privilegios de UGT, CCOO y CEN en materia de salud laboral, 400.000 € para sus delegados territoriales de Prevención. Con esta decisión nos encontramos ante una operación política de calado fruto de la presión que ejerce el pilar fundamental del régimen que representan estos sindicatos y la patronal para posibilitar un acuerdo de gobierno entre PSN y Geroa Bai que cuente con su visto bueno. Para ello, Geroa Bai y la señora Barkos pagan el peaje político del PSN y la señora Chivite traducido en la recuperación del diálogo social y de los privilegios para UGT, CCOO y CEN. Toda una declaración de intenciones la de Geroa Bai que, como siempre, pagamos todos y todas.

Como ya hemos denunciado desde LAB, esta decisión supone un fracaso y un fraude para la sociedad navarra. Nos lo dice la experiencia, su eficacia preventiva es prácticamente nula y se limita a ser una financiación encubierta a la patronal CEN y a los sindicatos UGT y CCOO. Esta figura, con una falta de funciones y contenido, en la práctica lo que hace es cubrir la responsabilidad empresarial en esta materia de dotarse de una organización preventiva.

Pero para entendernos, ¿cómo es un día cualquiera de los delegados territoriales de Prevención de UGT, CCOO y CEN que pagamos entre todos y todas?

Antes de nada conviene recordar que con el dinero público recibido UGT y CCOO contratarán a personal a su servicio. Así, en uno de sus ratos libres y en el mejor de los casos recordarán, seguramente fruto de la casualidad, que tienen que hacer algo de prevención y decidirán ponerse a ello.

Después, la función es clara, la misión también. Repasar la lista de empresas y llamar a la CEN. La conversación en todo caso absurda. El delegado de Prevención Territorial de UGT o CCOO coge el teléfono y dice: “oye que te llamo para que me autorices a pasarme por la empresa a aconsejarte en eso de la prevención de riesgos laborales. No te alarmes si detecto irregularidades, te propondré unas mejoras y tu verás si las llevas a la práctica o no”. Vamos, lo de siempre. El empresario sonriente contesta: “no hombre no, que aunque estoy obligado por ley no he hecho prácticamente nada de prevención en años. Pásate la semana que viene y tranquilo, que ya sabes que para nosotros los empresarios sois la mejor opción y lo de la afiliación y las elecciones sindicales esta apañado, ¡ganáis seguro!”.

Esta es la verdadera realidad. Tomarnos por tontos y pretender hacernos creer, como nos dicen, que ésta es nuestra “vacuna contra los riesgos laborales” sería simplemente ridículo, una broma de mal gusto, pero con ocho trabajadores muertos en Navarra en lo que llevamos de año es deleznable.

Nosotros y nosotras, desde LAB, creemos que en este ámbito existe una alternativa que pasa por una supervisión e inspección por parte del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, con personal formado no solo a modo de asesoramiento, sino también con competencias sancionadoras. Esta alternativa que hemos defendido en el Consejo de Salud Laboral de Navarra es completamente realizable a través de un acuerdo interprofesional. Pero la patronal navarra se negó a ello y al acuerdo para la formación de delegados/as de prevención. ¿Por qué? Porque, evidentemente, puede ser una medida efectiva siempre que esta figura cuente con unos derechos y obligaciones definidos, que no estén sometidos al veto empresarial y tengan carácter sindical para no ser técnicos empresariales sino representantes de los intereses de seguridad y salud de los y las trabajadoras. Por tanto, señores y señoras de UGT y CCOO, no hay dos modelos muy diferenciados, hay una alternativa. Lo suyo no es más que puro conchabeo.

Nunca la crítica en ningún ámbito puede representar una anormalidad, deberían hacérselo mirar. Lo que sí representa una anormalidad es su sindicalismo de acompañamiento con una patronal que elude su responsabilidad en materia de prevención. Están vendiendo la salud y la vida de la clase trabajadora por un puñado de euros. ¡La vida de los y las trabajadoras importan!

El autor es portavoz del sindicato LAB en Navarra