cambiar el Art. 9 de la Lorafna o Amejoramiento del Fuero, estableciendo la cooficialidad de euskara en Navarra, es un acuerdo que contaría con el apoyo de la inmensa mayoría de la sociedad.

Aducimos aquí brevemente cinco razones de peso, cada una de las cuales tiene material para un verdadero tratado; y hay muchas razones más. El Estado no pondría ningún reparo a esta modificación, para cuya iniciativa Navarra está legitimada; igual que no ponía reparos en 1982.

1.- El concepto de zona lingüística carece de rigor, no tiene parangón internacional ni autonómico y ha quedado obsoleto. La normativización por zonas lingüísticas se basa en una tergiversación entre sociolingüística y política lingüística. Es un concepto estadístico de sociolingüística, que puede inspirar planificaciones, pero que no debe conculcar el principio de que los derechos lingüísticos corresponden a las ciudadanas y ciudadanos y por lo tanto, deben ser iguales; sean de Goizueta o de Mendigorría.

Ni en el ámbito internacional ni en el autonómico del Estado existen zonas lingüísticas. Ni en los Estados, ni en las autonomías, que cuentan con varias lenguas oficiales -y hay muchas- existen zonas lingüísticas de normativización, aunque las haya en el campo de la sociolingüística. Además en el caso de Navarra el hecho de que en la capital el euskara no sea cooficial, desvirtúa radicalmente la cooficialidad de una zona, por cuanto su uso oficial se desarrolla mayoritariamente en la capital; sin olvidar que el municipio de Navarra, donde más vascoparlantes viven es Pamplona-Iruña. La cooficialidad es libertad y opción; imposición es la discriminación de la no oficialidad.

2.- Sabotaje político en el origen del Art. 9 del Amejoramiento. El Parlamento Foral de Navarra en 1981, al acordar las bases del Amejoramiento, estableció por mayoría el que el castellano y el euskera fuesen lenguas cooficiales en toda Navarra. Ese fue el mandato expreso dado a los negociadores del texto legal. Ese fue el estricto mandato a los negociadores.

Al distribuirse la redacción de las propuestas del borrador, correspondió a los cinco negociadores de Navarra la presentación del borrador del primer título, que es donde apareció la propuesta de zonas. No fue una propuesta de los negociadores del Estado, que, según el testimonio de uno de ellos, no pusieron ni hubiesen puesto ningún inconveniente a que la regulación de la cooficialidad lingüística en Navarra fuese como en las demás autonomías con dos lenguas oficiales.

A ello se sumó la aprobación de la Lorafna en circunstancias y condiciones de excepción democrática, por su no sometimiento a la aprobación popular por referéndum y por el condicionamiento del cercano golpe de estado de Tejero y compañía.

3.- El Amejoramiento es incongruente con lo establecido en el Art. 3 de la Constitución. El Art. 3-2 de la Constitución establece literalmente que "las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas comunidades autónomas de acuerdo con sus estatutos". No da, por lo tanto, cobertura a ningún establecimiento de zonas. En el mismo sentido se ha desarrollado la legislación básica; así por ejemplo, la Ley Orgánica de Procedimiento Administrativo Común, que ahora es la nº 39/2015, tampoco prevé ni menciona ninguna posibilidad de zonas.

Podríamos decir, resumiendo, que si la normativización lingüística ya es insatisfactoria -y hasta contradictoria- en la propia Constitución (pues denomina lenguas españolas a todas las del Estado y luego las discrimina y hasta hace a una de ellas obligatoria), el Amejoramiento empeoró dicha regulación. Y luego, la Ley Foral de 1986 volvió a empeorar la regulación del Amejoramiento, con el invento chirene de la zona mixta, en la que, además estableció la capitalidad, en la que se desarrolla la inmensa mayoría de la cooficialidad de toda Navarra. Todos los intentos posteriores de normalización o de introducción de criterios más modernos en desarrollo de la dichosa "ley del vascuence" han ido chocando una y otra vez con los problemas de origen. Se necesita una solución desde el Amejoramiento.

4.- La contradicción jurisprudencial y los reiterados requerimientos de Europa. Las numerosísimas sentencias sobre política lingüística del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, además de otros órganos juridiciales a lo largo de los últimos 40 años, son "isomorfas"; es decir, tienen la misma forma, porque versan todas ellas sobre el mismo asunto. El objeto de todas esas sentencias es siempre si los sucesivos decretos forales, órdenes forales, políticas lingüísticas, ordenanzas, convocatorias de todo orden, etcétera, se exceden o no de la zonificación.

Es obvio, sin embargo, que el conjunto de sentencias de finales del año 2019 centra su argumentación en el repetidísimo principio de que "la lengua es un derecho del ciudadano". Es, sin duda, una sugerencia. Una sugerencia de la necesidad de cambiar la ley. Los derechos de las ciudadanas y ciudadanos tienen que ser iguales y no pueden "zonificarse".

Por otro lado, se reiteran una vez más los requerimientos de Europa en cuanto al uso oficial del euskara. Ni esos requerimientos europeos, ni la sutil sugerencia judicial, ni la voluntad de normalización en materia lingüística de la inmensa mayoría de la sociedad navarra se pueden satisfacer sin una radical modificación de la normativiza del euskara en Navarra. Es decir, sin la modificación del Art. 9 del Amejoramiento.

5.- El ejemplo de Irlanda. Las fuerzas políticas de Irlanda del Norte han superado recientemente una ruptura de gobierno de tres años. La esencia de ese acuerdo ha estado en la cooficialidad del gaéliko o irlandés además del inglés. Arlene Foster, líder de la DUP, el principal partido pro británico del Ulster, fundado por el reverendo Ian Paisley, ha justificado ahora dicho acuerdo con la siguiente reflexión literal: "Hay gente con identidad irlandesa y otra británica sin necesidad de situar a una persona por encima de otra".

Aunque ciertamente este profundo cambio se ha producido justo después de que las fuerzas políticas pro irlandesas hayan obtenido más votos por primera vez en Irlanda del Norte o Ulster y las encuestas les vaticinen su victoria en Eire o Irlanda del Sur, bienvenido sea. Es un paso adelante pacífico, democrático, moderno, homologable? Y hasta europeísta, ahora que, tras el brexit, la lengua más franca de Europa, que el inglés dejará paradójicamente de ser lengua oficial de la Unión Europea. El navarrismo del siglo XXI debería tomar nota y volver su mirada a sus orígenes vasquistas del siglo XIX. También en Navarra un acuerdo sobre el euskara debería ser, además de riguroso, democrático y homologable, lo más amplio posible.