estos tiempos de covid que corren y en el que otras ciudades del país y del mundo han hecho un notable cambio en la fisionomía de sus calles para apostar decididamente por la bicicleta, creando decenas de km de carriles bici en calles en las que era impensable que lo hicieran hace poco tiempo, Pamplona se ha sumado muy tarde y mal, forzada por la situación de estar quedándose atrás con respecto al resto del mundo más que por la convicción de sus regidores.

Y es que esta ciudad ha sido de las pocas capitales de provincia del país que ha sido incapaz de gestionar la movilidad peatonal y ciclista durante el estado de alarma de una manera razonable y segura para las personas: cortando calles y restringiendo un tráfico motorizado casi inexistente para disfrute y dispersión de las personas que salían en masa en horarios muy reducidos. En su lugar hemos visto aglomeraciones en aceras de tamaño ridículo, mientras las avenidas y el asfalto en general estaban desiertos. Y todo ello en un contexto en el que el distanciamiento social se consideraba clave para combatir la pandemia.

Si fueron incapaces de cortar calles, mucho más tarde han llegado a la implementación de carriles bici, provisionales o no, para fomentar una movilidad segura en contexto covid. Carentes de una planificación adecuada de qué carriles bici acometer primero, sin consensuar el cronograma de actuaciones y priorizando unas zonas cuando habían dicho que lo iban a hacer en otras, nos encontramos con un eje céntrico de nuevos carriles bici "low cost". Nuevos carriles bici técnicamente muy mejorables, con notables errores de diseño y de señalización que tienen mucho de peligro y poco de solución. Carriles bici para los que no se ha querido ser asesorados por el Observatorio de la Bicicleta de Pamplona y que le han costado una reprobación al concejal del gremio, Fermín Alonso.

Estos flamantes nuevos carriles bici contrastan con el estado deplorable que presentan el resto de vías ciclistas de lo que no sé si se puede llegar a llamar red ciclista pamplonesa. Y es que esta red ciclista, inconexa a más no poder, lleva en estado de abandono desde su creación, allá por 2008 aproximadamente. Carriles bici sin elementos segregadores, que los automóviles invaden en sus trazadas o al estacionar incorrectamente como los de la calle Abejeras o Miluze. Aceras bici sin pintura alguna, en las que no se sabe si se puede circular en bici o VMP por ellas, según lo establecido por la ordenanza de movilidad, otro de los fracasos en esta temática. Fuente del Hierro, avenida Barañáin, avenida de Navarra, lugares en los que es complicado saber por dónde va la acera bici. Aceras bici resbaladizas, borradas, con gravilla y socavones. Toda una aventura moverse en bici por esta ciudad. Incluso el carril bici con mayúsculas de Pamplona, el más ambicioso y caro de la historia, inaugurado hace poco más de 2 años, el carril bici de Pío XII, presenta este estado de abandono. Elementos segregadores desaparecidos en todos los giros permiten a los automóviles circular literalmente por el carril bici, poniendo en claro riesgo de atropello a los usuarios ciclistas, VMPeros, patinadores, etc. Basta darse una vuelta y observar el giro de Pío XII hacia Ejército o la zona de Vuelta del Castillo-Pío XII para comprobar cómo hasta las villavesas se meten literalmente dentro del carril bici.

No será por las veces que se ha exhortado al Ayuntamiento de Pamplona a hacer mantenimiento de los carriles bici de la ciudad, pues en cada reunión del Observatorio de la Bicicleta, en cada foro de debate en los medios y constantemente en las redes sociales se ha pedido sin éxito. Nada ha hecho este Ayuntamiento al respecto, lamentablemente, en los últimos 12 años. ¿Qué futuro le espera al eje Ejército-Bayona y Yanguas y Miranda viendo estos precedentes? Nada halagüeño. Es fácil predecir que están condenados al abandono, como los que vinieron antes que ellos. Es claro que el desprecio del Ayuntamiento a la movilidad no automovilística, construyendo vías low cost cargadas de provisionalidad y susceptibles de ser eliminadas si quitan demasiados votos denota un claro concepto de movilidad de segunda a aquella que es la solución a muchos de los males actuales de esta sociedad como el covid o el Cambio Climático (es tan serio que debe ir en mayúsculas). En muchas ciudades europeas lo han comprendido hace tiempo y trabajan para cambiar de una ciudad circuito y garaje a una ciudad para las personas. En Pamplona seguimos anclados en los años 70 del siglo pasado. ¿Hasta cuándo?

El autor es policía municipal especializado en movilidad ciclista