a diversidad lingüística está consagrada en el artículo 22 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Hoy, día 26 de septiembre, se celebra el Día Europeo de las Lenguas, iniciativa nacida en 2001 de la mano de la Comisión Europea y del Consejo de Europa, que representa a 800 millones de ciudadanos/as de 47 países. Pretende ser un homenaje a la diversidad lingüística del continente europeo que cuenta con más de 200 lenguas propias, en el que la UE posee 24 lenguas oficiales y donde hay unas 60 lenguas regionales o minoritarias y en el que se hablan muchos idiomas más procedentes de otras partes del mundo.

La Federación Navarra de Ikastolas, en coherencia con su misión de recuperación de la lengua y cultura vasca, se suma un año más a esta iniciativa que persigue subrayar la importancia de aprender lenguas; incrementar el conocimiento y la conciencia del valor de las lenguas; y motivar el aprendizaje continuo de las lenguas a lo largo de toda la vida. Consideramos la lengua como el vehículo transmisor de conocimientos culturales y a la vez un instrumento para el conocimiento y adquisición de la cultura, por lo que entendemos que, para conocer suficientemente una lengua, para el desarrollo de una buena competencia lingüística, es necesaria la adquisición de cierta competencia cultural de la comunidad que emplea dicha lengua. Las ikastolas comparten, lo han hecho prácticamente desde su creación, los ejes programáticos de la educación lingüística europea, colocando a las lenguas como un contenido transversal en el currículum escolar.

Aunque ahora existe una profunda conciencia de que las lenguas del mundo son un patrimonio precioso, nunca antes este patrimonio ha estado tan amenazado por los efectos de la globalización. Por un lado, el inglés se utiliza ahora como lengua hegemónica en intercambios y medios internacionales; por otro lado, las lenguas minoritarias desaparecen rápidamente. Este desafío parece más una cuestión política que cultural, sobre todo cuando se trata de la situación que tienen que afrontar las minorías lingüísticas. Aunque la muerte de las lenguas no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, el patrimonio lingüístico ha llegado a nuestros días a una situación crítica, tanto por las dimensiones como por la velocidad que ha adquirido el fenómeno de la homogeneización cultural y lingüística. Los procesos de desequilibrio, sustitución y extinción de lenguas son, además, fenómenos extendidos por prácticamente todos los países del mundo. Los pronósticos que se han hecho en los últimos años sobre el futuro de la diversidad lingüística son dramáticos: los expertos más pesimistas prevén la desaparición de entre el 90% y el 95% de las lenguas del mundo antes del año 2100. Ante estos pronósticos, la necesidad de intentar preservar la riqueza lingüística y de frenar los procesos de sustitución lingüística se ha convertido en una preocupación de investigadores, expertos y líderes de muchas comunidades. La Federación Navarra de Ikastolas, a través de su proyecto Txikiak Handi, que reivindica la grandeza de las lenguas minoritarias, ha participado en diferentes encuentros con representantes de comunidades que utilizan lenguas minorizadas en vías de extinción y que han visto en la experiencia en el ámbito educativo de las ikastolas la esperanza de contrarrestar la pérdida de diversidad lingüística que amenaza a sus comunidades.

Sin embargo, siempre que se habla de este tema se pueden hallar dos posturas encontradas, una que pugna por preservar esta diversidad y otra que plantea que la pérdida no debe asumirse como un hecho tan dramático y que a menudo viven como un estorbo el diseño y desarrollo de políticas lingüísticas y educativas para preservar dichas lenguas. Para otros, aunque la diversidad no es algo indeseable, tampoco es algo por lo que valga la pena realizar grandes esfuerzos para evitar su pérdida.

Hoy en día, a pesar de que las diez principales lenguas del mundo engloban, aproximadamente, la mitad de la población mundial, pocos cuestionan la idea de conservar todas las lenguas por su importancia cultural y su herencia sociohistórica. Para la conservación de las lenguas y paliar los efectos de políticas de restricción o persecuciones lingüísticas llevadas a cabo a lo largo de la historia, es imprescindible construir un marco político sólido, administrativo y cultural que apoye a los hablantes en sus territorios, ya que ninguna lengua puede existir si no es transmitida por una comunidad de hablantes. Las lenguas son realidades vivas que necesitan, para reproducirse, que las sociedades las utilicen.

Convencido de que la diversidad lingüística es sinónimo de riqueza tanto desde el punto de vista de la lingüística como de la ciencia, desde el punto de vista cultural, sociológico, histórico y antropológico es urgente fomentar la convivencia entre los habitantes de una comunidad que emplean más de una lengua, sin imposiciones ni restricciones.

El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas