oy, 17 de mayo, Día contra la LGTBIfobia, queremos hacernos una pregunta: ¿Es la sociedad navarra una sociedad preparada para entender y así, y solo así, poder defender e incluso exigir la igualdad Trans? Es un debate abierto, que está ya en la calle, y que antes que tarde va a exigir respuestas y posicionamientos por parte de todas las formaciones políticas y distintas instituciones forales.

Como ocurre con todo debate por sencillo que parezca, seguramente la respuesta a la pregunta no es un sí o un no rotundos. Y como ocurre con todo aquello que tiene que ver con la libertad de las personas, habrá sin duda argumentos que la limiten, otros que la delimiten y algunos que la dinamiten. En definitiva, no podemos olvidar que hablamos de reconocimiento de derechos, y en demasiadas ocasiones vemos cómo hay todavía demasiada gente que considera que reconocer unos parece que recortara otros... No. Reconocer unos derechos no recorta otros. Es por eso que no se puede rechazar la reivindicación de unos por otros.

En muchas ocasiones hemos puesto de manifiesto que la democracia en este estado es una adolescente todavía, rebelde, injusta y en ocasiones inconsciente, pero a su vez esperanzadora y oxigenante. Una democracia en ciernes que todavía no trata a cada quien como corresponde. Aun así, de su mano debemos andar, avanzar hacia adelante en lo que a consecución de derechos se refiere; y en el caso que nos ocupa, deberíamos decir TRANSitar.

¿Está Navarra preparada para transitar? A pesar de ser profundamente injusto, es un hecho que hoy las personas trans tienen más o menos derechos en función del territorio en el que residan. Navarra, gracias al grado de autogobierno que le asiste, pero, sobre todo, gracias a la sensibilidad de su sociedad, es uno de esos lugares en que las personas trans tienen más derechos reconocidos. De hecho, Navarra ha sido pionera en este terreno con la aprobación de su Ley Foral 8/2017, de 19 de junio, para la igualdad social de la personas LGTBI+.

Pero, de facto, y más allá de la Ley, ¿es Navarra una comunidad en la que los derechos de las personas trans son respetados? Pues en demasiadas ocasiones todavía no. El pasado 7 de febrero, desde la Asociación Naizen (Asociación de Familias de Menores Transexuales de Navarra y Euskadi) denunciaban que un menor transexual había sido agredido en Iruñerria. Mientras proferían insultos referentes a su condición, un grupo de cuatro menores de edad le tiraron al suelo y le patearon hasta que un testigo detuvo la agresión. La familia interpuso una denuncia por delito de lesiones y otra por delito de odio ante la Policía Foral, y lo hacía público para evidenciar las consecuencias reales que los mensajes de odio contra las personas transexuales están generando. Hechos como éste, más comunes de lo que parece, dejan más a las claras que queda mucho por avanzar en el reconocimiento de la igualdad, y en concreto de la igualdad trans.

Y una vez más, y a pesar de que el Tribunal Supremo no haya estimado conveniente admitir el recurso del Gobierno foral frente a la sentencia del TSJN sobre Skolae (o más bien sobre la tramitación administrativa de Skolae, ya que en ningún caso se ha entrado al fondo...), queda claro lo importante que es la educación en igualdad y la necesidad de que las instituciones y la sociedad asuman algo tan sencillo como que hay niños con vulva y niñas con pene.

Como ocurre con todo, siempre hay detractores, pero en el trabajo por la igualdad siempre hay que recordar que somos más. Somos más las personas que queremos una sociedad en igualdad, que queremos una educación en igualdad... en definitiva, una sociedad en la que todos y todas podamos vivir en igualdad y en la que tener unos u otros genitales no sea un estigma. Aun así, es cierto que hoy hay todavía acciones, actitudes, pseudoargumentos y cuestiones que dificultan, mucho, ese tránsito.

Mientras, el mismo Parlamento que aprobó la Ley Foral 8/2017 es el que ha acogido en varias ocasiones a personas y colectivos trans y ha querido, entre otras cosas, contribuir a que quienes residimos en Nafarroa tengamos al alcance de nuestra mano, en todas las bibliotecas públicas, un ejemplar del libro Tránsitos, del escritor Aingeru Mayor, con la compra de 200 ejemplares. Al final de su prólogo Aitzole Araneta recoge una frase muy descriptiva: "Por eso es tan necesario este libro, porque hay mucha gente que cuando lo lea va a entender, por fin, de qué va eso". Ados. Necesitamos comprender la transexualidad infantil y juvenil a través de relatos de vida. Necesitamos que este libro se lea, se conozcan las vivencias y realidades de estas niñas y niños. Necesitamos que esas vivencias estén contenidas además en las vivencias de la comunidad, evidentemente de la comunidad educativa, pero no solo, de la comunidad en general. Ese es el primer paso. Hay que darlo, y hay que darlo con firmeza, para poder crecer, como sociedad, en igualdad.

Estos días hemos conocido que FELGTB, Fundación Triángulo y Chrysallis han puesto en marcha la campaña #ExigimoslaIgualdadTrans para fomentar la movilización ciudadana en favor de los derechos trans, que hará que la bandera de la igualdad trans recorra las 17 CCAA del Estado. Estoy convencida de que en Navarra podremos blandir la bandera de la igualdad trans con más fuerza gracias a una ley que actúa como mástil y a un viento a favor que es el que sopla en nuestras aulas gracias a Skolae. Fue concretamente la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales la que quiso reconocer a Skolae con una mención especial en sus Premios Plumas y Látigos de mayo de 2019 por ser "una iniciativa que forma a docentes para facilitar que el alumnado de los centros de Navarra puedan vivir su sexualidad e identidad de género de manera libre". Fue un honor recoger la mención y compartir velada con todes. El reconocimiento se quedó donde corresponde, en el Departamento de Educación. Pero yo guardo una pluma morada de aquel día que me recuerda que no debemos olvidar nunca a ese Txoria de la libertad al que cantó Laboa.

La autora es burukide de EAJ-PNV Nafarroa y parlamentaria foral de Geroa Bai