ecía en 2020 un informe del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil que, en España, la pobreza se hereda: quien ha nacido y crecido en la pobreza muy probablemente será pobre de adulto. Esta transmisión de la pobreza supone, en última instancia, una reducción de la igualdad de oportunidades, ya que dicho informe evidencia que la movilidad social tiene mucho que ver con el origen y no tanto con el mérito individual.

Estamos saliendo de una crisis sanitaria sin precedentes. Una crisis que ha impactado de lleno en la economía de nuestro país y, en consecuencia, en el día a día de muchas familias que tuvieron que cerrar sus negocios durante meses, de trabajadoras y trabajadores que se vieron en un ERTE de la noche a la mañana, de quienes han perdido su empleo de forma permanente, y de quienes ya arrastraban situaciones de pobreza.

Las previsiones del Gobierno de España de cara a la recuperación son alentadoras para los próximos meses. Sirva un dato como ejemplo. En el mes de septiembre se recuperó el número de cotizantes a la Seguridad Social previo a la pandemia. Es algo que se ha logrado en apenas año y medio, cuando en la crisis anterior hicieron falta doce años para regresar a las cifras de afiliados de 2007. Doce años y mucho sufrimiento para la clase trabajadora de nuestro país, que vio recortados sus derechos y sus prestaciones. En definitiva, su proyecto vital.

Queremos seguir transitando por la senda de la recuperación y de un crecimiento que sea verdaderamente justo. Disponemos para ello de la mejor herramienta: los Presupuestos Generales del Estado. Presupuestos que si siempre son importantes para el progreso de un país, lo son más aún cuando está en juego la recuperación y su impulso a través de los fondos europeos, que representan una oportunidad de modernización única para Navarra y para el conjunto de España.

A estas alturas, ya habrán oído hablar largo y tendido de las grandes cifras del proyecto de presupuestos para 2022. Contemplan la mayor inversión pública y la mayor inversión social de la historia. Seis de cada diez euros van destinados a políticas sociales. Y hay más recursos que nunca para becas, sanidad o dependencia. Más dinero, en definitiva, para hacer un poco mejor la vida de las personas.

Al margen de estas medidas, que lógicamente son de interés general y benefician a todos los navarros y navarras, nuestra comunidad recibe en el proyecto de presupuestos un nuevo impulso para infraestructuras que son de especial relevancia. Entre ellas, las obras de conversión de la N-121-A en una vía de 2+1 carriles y las del Tren de Altas Prestaciones, que siguen avanzando gracias al compromiso del Gobierno de España. El ejecutivo ya ha anunciado que destinará fondos europeos a un proyecto ferroviario que es estratégico para Navarra.

Sería una magnífica noticia que consiguiéramos sacar estas cuentas de la lucha partidista. Porque son unos presupuestos que van a traer más prosperidad, más crecimiento y una recuperación más justa y más inclusiva. Y que nos van a permitir avanzar en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a través de los fondos europeos.

Pese a todo, no soy optimista. Hace ya tiempo que la oposición de este país vive enrocada en el "cuanto peor, mejor". "Cuanto peor le vaya al Gobierno, mejor". "Cuanto peor vaya la economía, mejor". "Cuanto más paro haya, mejor". Mejor para quienes solo buscan el rédito político y el desgaste continuo sin más aportación que la crítica, en el mejor de los casos, y el insulto y la descalificación, en el peor de ellos.

No voy a entrar en un debate que no conduce a nada. Porque la memoria es frágil, sí, pero la historia reciente perdura y ha dejado heridas y cicatrices en muchas personas que sufrieron los recortes de gobiernos anteriores y que aún hoy arrastran la precariedad, la temporalidad y, en muchos casos, la pobreza que golpea a familias enteras y que les impide vislumbrar un futuro distinto para sus hijos e hijas.

Ahí está la hemeroteca para quienes deseen navegar entre cifras e inversiones. Les animo a hacerlo para que puedan sacar sus propias conclusiones.

Con estos presupuestos, aspiramos a cerrar heridas y a sanar las cicatrices. Aspiramos a ofrecer oportunidades a las familias de este país, a las personas trabajadoras, a los autónomos y autónomas y, por supuesto, a las pymes y a las grandes empresas, que van a poder acometer la modernización y actualización de sus procesos productivos con nuevas inversiones.

Aspiramos a construir un país más justo, sí, y también más cohesionado social y territorialmente. Un país en el que no importe el origen social. Un país en el que todos y todas tengamos las mismas oportunidades.

El autor es delegado del Gobierno en Navarra