El 4 de marzo fue publicado en NOTICIAS DE NAVARRA un artículo de Fernando Mikelarena Peña, miembro del Ateneo Basilio Lacort, que se titulaba “Montejurra, los carlistas postrequetés y la hermandad”. En este escrito su autor cruzó una línea roja desde el punto de vista moral en relación a Montejurra 76, ya que no dudó en tratar de equiparar a víctimas y agresores. En su pretensión de homologar al Partido Carlista con la ultraderecha asesina, tampoco dudó en mentir burdamente cuando acusó al Partido Carlista de coincidir con la actualmente llamada Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) en el silenciamiento de la participación en la agresión terrorista de un sector significativo de la ultraderecha navarra.

El 13 de marzo, Juan Manuel Carmona, un compañero del Partido Carlista, publicó en NOTICIAS DE NAVARRA un artículo titulado “Fernando Mikelarena Peña y Montejurra 76”. En este escrito su autor puso en su sitio a Mikelarena, desmontando todas las mentiras y manipulaciones de este escritor anticarlista. Además, Carmona también denunció, en relación a la sesión del Parlamento de Navarra del 28 de febrero, “el voto negativo del PSOE en un asunto de Terrorismo de Estado que implica incluso a la Monarquía actualmente existente, voto que muy posiblemente estuviera condicionado por lo que confesó en su día el general José Antonio Sáenz de Santamaría: que la estructura terrorista que el Estado articuló con motivo de Montejurra 76 es la misma estructura que se utilizó para otros crímenes terroristas durante las décadas de 1970 y 1980, incluidos los realizados con las famosas siglas de los GAL”.

Pero el 22 de marzo, Mikelarena nos sorprendió con un nuevo artículo que se titulaba “Último acto del modelo navarro de impunidad”. En este escrito, Mikelarena no se disculpa por ninguna de las mentiras y manipulaciones de su primer artículo, pero como la respuesta de Carmona fue tan demoledora, no le quedó a Mikelarena más remedio que improvisar un nuevo argumentario al mismo tiempo que omitía cualquier referencia al artículo de Carmona.

Curiosamente si en su primer artículo, Mikelarena, había tratado de desviar la atención de una opinión pública molesta con el escandaloso voto negativo del PSOE ante la moción presentada en el Parlamento de Navarra por EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra; en este segundo artículo afirma que “la exigencia de investigación” de la trama de Montejurra 76 es “algo en lo que todo el mundo está de acuerdo”. Un nuevo intento, esta vez descarado, de blanquear al PSOE, porque lo que pretende Mikelarena con semejante afirmación es que nos olvidemos de que el PSOE y un parlamentario del PP se abstuvieron en el punto de la moción donde se reclamaba al Gobierno de España “a que proceda a la desclasificación de toda la documentación que esté relacionada con los sucesos” de Montejurra.

En relación a la actitud del PSOE, que votó en contra de tres de los cuatro puntos de la moción y que abstuvo en el que acabo de mencionar, quisiera añadir a lo ya manifestado por Carmona que no hay que olvidar que Rodolfo Almirón, exmiembro de la Triple A (organización terrorista argentina de ideología neofascista) que participó en la agresión terrorista de Montejurra 76, fue quien adiestró en su momento a los guardaespaldas de Felipe González. Este interesante dato fue recogido en un reportaje de GARA del 26 de febrero que se titulaba: «Un “arrepentido” ubicó a guardaespaldas de Fraga en el atentado de Montejurra 1976».

Volviendo a Mikelarena, a este señor le molesta mucho que desde la izquierda se reconozca “la aportación del Carlismo a la lucha y concienciación antifranquista en Navarra”. Es curioso, al juanista-opusiano Rafael Calvo Serer, que durante la posguerra fue uno de los ideólogos de la línea más inmovilista del Régimen, aunque no rompió con la dictadura hasta 1968 hoy nadie le discute su aportación al antifranquismo, ya que un 30 de Julio de 1974 anunció la creación de la Junta Democrática de España en una rueda de prensa al lado de Santiago Carrillo. Al demócrata-cristiano Joaquín Ruiz-Giménez, que fue Ministro de Educación entre los años 1951 y 1956, aunque no rompió con la dictadura hasta después de su destitución como Ministro tampoco hoy nadie le discute su aportación al antifranquismo, ya que en 1963 fundó la revista Cuadernos para el Diálogo, referente imprescindible del pensamiento progresista de la época. Pero, en cambio, al Carlismo leal a Don Javier de Borbón-Parma, al único Carlismo realmente existente como organización política de masas durante los cuarenta años de la dictadura, que en una fecha tan temprana como 1937 ya rompió con Franco con motivo de la Unificación, sí que se le discute por parte de algunos su aportación a la lucha antifranquista.

De los dos artículos de Mikelarena conviene también destacar su completa falta de empatía humana para con las víctimas de Montejurra 76, los dos asesinados, los numerosos heridos, etc, pero también el hecho de que no haya escrito una sola línea en relación a la responsabilidad del Estado en aquel crimen terrorista. Es curioso que con motivo de la aparición de nuevos documentos referentes a Montejurra 76, Mikelarena no tenga nada mejor que hacer que ponerse a descalificar a Manuel Martorell (el historiador que ha formulado diversos interrogantes sobre el papel de Juan Carlos de Borbón) mientras que en cambio no ha tenido ni una sola palabra crítica para con Francisco Javier Caspistegui (responsable de que en la exposición permanente del Museo del Carlismo la implicación terrorista del Estado haya sido silenciada y blanqueada). Quien es realmente el señor Mikalarena como persona y como intelectual ha quedado bien claro.

Para finalizar quisiera recordar que el 9 de marzo de 2017 en NOTICIAS DE NAVARRA se publicó un artículo titulado “Banalización, negación, tergiversación”, que firmaban diversos miembros del Ateneo Basilio Lacort con Mikelarena a la cabeza. Ese escrito colectivo finalizaba afirmando que a los carlistas: “Les vendría bien salir de la eterna endogamia textual en que viven y leer alguna voz crítica, por ejemplo, la del historiador Jordi Canal, y aceptar que, en el fondo más superficial, el carlismo nunca fue una buena solución de nada”. Pues este Jordi Canal al que tanto admiraban Mikelarena y sus amigos no es solamente uno de los principales intelectuales de la derecha nacionalista española en Catalunya, sino que también es colaborador habitual de la FAES de José María Aznar, de Sociedad Civil Catalana y del grupo ultraderechista Somatemps, que fue fundado y presidido por José Alsina Calvés, un exmilitante del Partido Español Nacional Socialista (PENS).

El autor es exmilitante de los Grupos de Acción Carlista, preso político durante el franquismo y secretario general del Euskal Herriko Karlista Alderdia-Partido Carlista de Euskal Herria