Lo que sigue es una opinión personal, no de Batzarre. En una entrevista en el Canal 24 horas de TVE el 7 de abril, Enric Juliana dijo lo siguiente: “Sumar no va a sumar sin Podemos. Pienso que la izquierda ha cometido un disparate importante y que lo puede pagar caro, en el sentido en que se está dividiendo en 3 ofertas políticas, que a menos que se produzca un milagro van a concurrir separadamente en las Elecciones Generales. Como es bien sabido, el sistema electoral, no exactamente la Ley D´HONT, la asignación de escaños por provincias penaliza la fragmentación. Por lo tanto, me da la impresión de que se ha cometido un disparate o que se está cometiendo un disparate desde el punto de vista de la izquierda. Si yo fuese en estos momentos un dirigente del PP estaría razonablemente optimista. El acto del pasado domingo que, insisto, me parece que es la culminación de un disparate, tenía como lema “Ahora empieza todo”. Oiga, si ahora empieza todo, ¿qué ha estado ocurriendo hasta ahora?, es decir, ¿en qué mundo estamos? Alguien de esa coalición o de ese espacio político está esperando que otra parte de ese mismo espacio político se debilite, me estoy refiriendo a Podemos, si esa debilidad puede significar la derrota de la izquierda en comunidades tan importantes como la Comunidad Valenciana. Quien desee en estos momentos que una parte de la izquierda se debilite, es un auténtico insensato, o insensata…En estos momentos, no entiendo, no logro entenderlo, desde hace bastantes días exactamente a qué obedece este espectáculo pirotécnico. Es una insensatez… ¿Cuál es el genio, el sagaz estratega que ha diseñado todo esto? ”

El análisis de Enric Juliana me parece muy acertado y el calificativo de disparate muy apropiado para referirse al proceso de construcción de Sumar: si se pretende un frente amplio electoral del espacio político situado a la izquierda del PSOE, es un disparate que no participen desde el principio las fuerzas políticas de ese espacio, que queden relegadas y que el proyecto se esté construyendo en torno a una persona. Sorprende que quienes decían, con razón, que el hiperliderazgo de Pablo Iglesias era un problema, se entusiasmen ahora con el hiperliderazgo de Yolanda Díaz.

Es un disparate que se presente la candidatura a la Presidencia del Gobierno sin que exista aún un acuerdo, al menos con Podemos, ni siquiera de mínimos, sobre el programa, las candidaturas, cómo se tomarán las decisiones y si habrá unas primarias abiertas a la ciudadanía. Es tanto como pretender una adhesión incondicional, un cheque en blanco de Podemos a Sumar.

Es un disparate que se pretenda un frente amplio solo para las elecciones generales y no para las municipales y autonómicas, ya que los resultados de éstas repercutirán sin duda en las generales. Es un disparate que Compromís y Más País acepten una candidatura unitaria para las generales y la hayan rechazado con Unidas Podemos en la Comunidad Valenciana y en la de Madrid, lo que conlleva un alto riesgo de que se pierda el Gobierno en la Comunidad Valenciana y de que Díaz Ayuso siga gobernando en Madrid con mayoría absoluta o con el apoyo de Vox.

Es un disparate que se postergue el acuerdo para las generales hasta después de las municipales y autonómicas. Si con ello se espera que Podemos se debilite para obligarle a negociar a la baja, es muy posible que el acuerdo se malogre y que ese espacio se divida en dos candidaturas, en cuyo caso, ya nos podemos despedir del Gobierno de coalición: gobernará el PP con el apoyo de Vox.

Hay quienes consideran que Podemos ha perdido fuerza electoral y capacidad para ilusionar, que sería deseable un cambio de hegemonía en ese espacio y una estrategia más posibilista, y una relación distinta con el PSOE, de mayor colaboración y de menor confrontación.

Es verdad que desde las elecciones generales de junio de 2016 hay un declive de Podemos, no solo de Podemos sino de todo el espacio del cambio. Sin embargo, no conviene perder de vista que el nacimiento y el ascenso de Podemos se produce al calor del ciclo de protestas y movilizaciones que comienza con la HG de 2010 contra la Reforma Laboral y los recortes del PSOE, seguidas por el 15-M en 2010, la HG de 2012 contra la Reforma Laboral y los recortes del PP, las Mareas en defensa de la sanidad y de los servicios públicos y las Marchas de la Dignidad que confluyeron en Madrid el 22 de marzo de 2014. Con ese viento favorable, Podemos irrumpe en las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo de 2014, y obtiene su mejor resultado en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, coincidiendo con los peores resultados del PP y del PSOE. Hoy, ese viento favorable no existe, sino que sopla a favor de la derecha y de la ultraderecha y para contrarrestarlo no basta con un cambio de liderazgo, es imprescindible la unidad de ese espacio.

Es legítimo disputar la hegemonía actual de Podemos en ese espacio y cuestionar su estrategia, siempre que se haga de forma leal, dirimiendo las diferencias y el peso o protagonismo de cada una de las fuerzas de manera democrática, mediante primarias abiertas y respetando a las minorías.

En la pugna por la hegemonía en ese espacio, el PSOE y la mayoría de los medios de comunicación están apoyando a Sumar frente a Podemos. Basta citar como ejemplos el protagonismo cedido por Pedro Sánchez a Yolanda Díaz en la moción de censura de Vox, o las portadas de El País y El Mundo al día siguiente de la presentación de su candidatura en el polideportivo Magariños.

Esperemos que ni Yolanda, ni Sumar, ni el resto de las fuerzas políticas de ese espacio se dejen llevar por estos cantos de sirena, que no caigan en la tentación de jugar con fuego, de humillar a Podemos y actúen con la altura de miras y la generosidad inclusiva con la que actuó Podemos en su día. En caso contrario, lo lamentaremos durante muchos años.

*El autor es miembro de Batzarre