Dicen que las guerras reducen el paro. Pero no explican que se reduce el paro porque han aumentado las personas muertas en edad de trabajar y también las personas discapacitadas por las secuelas de la guerra. A menos población activa menos desempleo, pero esa forma de crear empleo ni es ética ni interesa a la clase trabajadora.

Siguen diciendo que donde ha habido combates militares se han destrozado viviendas, fabricas, carreteras e infraestructuras que hay que reconstruir. Y que esa reconstrucción es una oportunidad de negocio.

Un negocio muy rentable para las empresas trasnacionales que suelen conseguir la mayoría de los contratos. Empresas con múltiples filiales que declaran sus ingresos en los variados paraísos fiscales que hay.

Además, aunque el Estado consigue rápidamente los prestamos necesarios para la reconstrucción de otros gobiernos, organizaciones internacionales (Banco Mundial, FMI, etcétera) y entidades financieras globales, ese dinero no es gratis; aumenta la deuda del Estado perdiendo su autonomía al estar obligado a cumplir las indicaciones de dichas organizaciones. Indicaciones que, resumiendo, vienen a exigir que primero se pague las deudas y después, si queda algo, se mejore la vida de la ciudadanía.

Tampoco podemos olvidar que mientras dura la guerra se extiende el discurso de que para ganarla hay que aceptar los sacrificios necesarios. Al finalizar la guerra ese discurso se mantiene cambiando el objetivo de ganar por “reconstruir la nación”. Y los sacrificios necesarios para la clase trabajadora y sindicatos consisten en relegar las peticiones de mejora de las condiciones de trabajo a un futuro lejano e incierto.

Los que sin ninguna duda ganan con las guerras son las industrias armamentísticas. Desde que ha comenzado la guerra de Ucrania la prensa nos da noticias como: “La empresa alemana Rheinmetall ha subido un 15% en la bolsa” o “las cinco mayores empresas de Wall Street de armamento acumulan una revalorización media contando dividendos acumulados en los últimos diez años del 416%” o “Indra, empresa española, ha obtenido en el 2022 un 20% mas de beneficio”.

Es obsceno comprobar cómo esta guerra en Ucrania está sirviendo para que los países que oficialmente no están en conflicto llenen los almacenes militares con las nuevas armas con las que sueñan capitanes y generales, mucho más eficaces a la hora de matar, pero también mucho mas caras. Para aumentar las pensiones o tomar medidas para reducir el cambio climático no encuentran medios de financiación, pero para el rearme no hay obstáculos ni pegas y no se sabe cómo consiguen que el presupuesto del Ministerio de Defensa del Estado español suba un 26% o que solamente en los Programas de Modernización de Armamento derrochen 4.901.716.300,00€.

Desde Gerrarik Ez Platafoma Contra las Guerras seguimos proclamando que el supuesto beneficio económico no justifica la muerte, el dolor y la destrucción que provoca cualquier guerra. En las guerras las que más mueren y sufren son las personas pobres y trabajadoras. La clase obrera y los sindicatos han sido conscientes de ello y muchas veces ha expresado su repulsa ante las guerras. Podemos recordar la Semana Trágica de Barcelona, que fue consecuencia de la brutal represión a la huelga general que convocaron en 1909 todos los sindicatos de la época contra la salida de los reservistas hacia la guerra de Marruecos y cómo los burgueses podían pagar para no ir.

La historia también nos demuestra que los conflictos que se apaciguan con las armas con el tiempo vuelven a resurgir una y otra vez.

Queremos mostrar nuestro reconocimiento a los objetores y desertores de Ucrania y Rusia que se enfrentan a una dura represión por poner su grano de arena contra el empleo de la lógica militar para solucionar los conflictos. Exigimos a los países de la Unión Europea que les den el acogimiento y el refugio que necesiten y, en la medida de lo posible, les faciliten la salida de sus países de origen.

El dinero destinado al ejército y a a la industria militar es un dinero que no se puede invertir en el desarrollo de la sociedad.

La mente de algunas personas se ha quedado estancada en la época de los romanos que tenían la máxima de si vis pacem para bellum (si quieres la paz prepara la guerra). En aquella época había flechas y lanzas, hoy en día tenemos armas nucleares tácticas y también estratégicas, armas hipersónicas, etcétera, capaces de destruir el mundo unas cuantas veces. Sería una pena que la humanidad tuviese que empezar desde cero.

Una bonita forma de dejar constancia del rechazo a las guerras, a la carrera armamentista y a la lógica militar es haciendo la objeción fiscal. l

*Plataforma contra las guerras - Gerrarik ez