Sobrecogedora representación de la pederastia en una perfecta representación de Iluna Producciones en la noche del 26 de julio. Cuatro actores con una profesionalidad y versatilidad como pocas veces se ven.

Un mito clásico trasladado con gran maestría a una historia actual. Miguel Goikoetxeandia, su autor, director e intérprete, la califica como necesaria. Y tanto que necesaria, la pederastia actual está muy presente en nuestra sociedad y ésta no quiere verla. Dice también que es un tema incómodo.

Nuestra asociación, AVIPIREN, Asociación de Víctimas de Pederastia en Instituciones Religiosas de Navarra, somos la prehistoria de este delito. Lo sufrimos de niños y por parte de quien nos tenía que educar y proteger. En la mayor parte de los casos ha pasado más de medio siglo desde que fuimos abusados por la Iglesia.

Coincidimos en el análisis de la incomodidad del tema y que no por evitarlo vaya a desaparecer. Eso es lo que está haciendo la CEE, Conferencia Episcopal Española. Evita su responsabilidad diluyendo su protección a los abusadores. Su encubrimiento le acusa.

Para no enfrentarse a la verdad extiende esta lacra a toda la sociedad, a la familia, al mundo del deporte, ocio y tiempo libre. No seremos nosotros quienes neguemos que es la realidad actual, pero seguiremos pidiéndole responsabilidades hasta que nos reconozca y repare personalmente.

Sin embargo, la Iglesia alaba el pin parental para evitar que los niños reciban una educación necesaria para defenderse de quien les quiera abusar sexualmente. Bastaría con enseñarles a distinguir sus comportamientos.

Impide en Navarra la implantación obligatoria del programa skolae. Piensan muchos padres que eso puede pervertir a sus hijos y reclaman que esa educación ya se la darán en el hogar.

Quien es tan reticente en que profesionales más preparados y que, por desgracia, pasan más tiempo con sus hijos, sus profesores, les den educación sexual, no saben lo que hacen.

Los padres actuales, hiperocupados, no se dan cuenta de que para cuando los consideren suficientemente preparados, sus hijos se habrán formado en la pornografía.

La Iglesia respalda estas posturas que se dan sobre todo en la enseñanza religiosa. Continúan con la represión de la sexualidad como camino a Dios. ¿Para qué nos creó como seres sexuados si sus representantes en la tierra no lo reconocen?

Volviendo a la tragedia de Perséfone y el mito que conlleva, quisiera humildemente explicarlo. Perséfone, hija de Zeus y Deméter, es secuestrada por su tío Hades a través de una grieta que se abre en la tierra. Como consecuencia, las flores se entristecen y marchitan. Se convierte en la diosa de los infiernos. Cuando es liberada, las flores renacen de alegría. La leyenda la convierte en el origen de la primavera.

Cualquiera que, como nosotros, sufra abusos de niño, se siente secuestrado en su inocencia, se marchitan las flores de su infancia y adolescencia y los frutos de la madurez no alcanzan el sabor que merecieran.

Cuando denunciamos nos liberamos y dignificamos, si además tenemos el reconocimiento de que fuimos víctimas, recuperamos el tiempo perdido. Renace para nosotros la deseada primavera.

Dice Miguel Goikoetxeandia que el tema de los abusos no es que las instituciones lo tapen, que lo hacen, pero en Navarra no lo han hecho. Al contrario, la Ley de Reconocimiento de nuestra condición de víctimas está consiguiendo que nos sintamos mejor.

Dice también que los ciudadanos lo consideran tan difícil y terrible que prefieren cubrirlo. Que la obra sobrecoge. Puede ser, pero casi llenó La Cava del Castillo de Olite en sus festivales.

Nosotros, las víctimas, agradecemos el interés de quien acudió. Deseamos que sea representada en muchos escenarios, aunque creemos que los guardianes de la moral elegidos en muchos ayuntamientos tras las elecciones de mayo no lo permitirán.

Al terminar la obra entré tras el escenario para felicitar al director y me encontré con Marta Juániz que saludaba a dos mujeres que parecían sus amigas o conocidas. Esperé a que terminara y vi cómo consolaba a una de ellas que lloraba impresionada de lo que había visto.

Marta le abrazó mientras le decía, “es teatro, es mentira”.

Su buena intención le forzó a afirmar lo que no cree. El teatro no es mentira.

Me presenté como víctima de abusos y le pedí permiso para darle dos besos, accedió y a la vez le dije, “No es mentira y sé que lo has dicho con la mejor intención”.

El teatro es vida, aunque aquí representaba perra vida. Para despedirme le dije que la obra era verdad, oportuna y necesaria.

Quisiera trasladarle a Iluna Producciones el agradecimiento de todas las víctimas de abusos en Navarra.

(*) Asociación de Víctimas de Abusos en Instituciones Religiosas de Navarra