El pasado 11 de septiembre el Parlamento de Navarra dio un paso atrás. Quizá lo hizo sin pretenderlo, pero el cambio es significativo porque ahora más que nunca sabemos lo importante que es nombrar, porque lo que no se nombra no existe.

El Parlamento de Navarra se concentra ante la puerta del edificio cada vez que hay un asesinato machista en el Estado. Desde la entrada de Vox en esta institución, sus dos representantes portaban mensajes negacionistas de las violencias contra las mujeres, mientras el resto lo hacían con la ya habitual y famosa mano morada con el mensaje No más violencia machista. Los grupos parlamentarios quisieron ponerle coto a la exhibición de carteles del partido de ultraderecha y, por querer dar un paso al frente, dieron dos atrás.

En la reunión de la Mesa y Junta de Portavoces se aprobó unificar el mensaje que portarían en las pancartas durante estas concentraciones y, a la vez, censurar otros lemas posibles. Así, pasaron de llevar el No más violencia machista a un simple stop agresores. No permitirán otro lema que no sea ese, y así se ha visto en la última concentración que ha tenido lugar el 20 de septiembre.

El nuevo mensaje es un paso atrás porque los agresores son muchos y las violencias, diversas, pero en el caso de las agresiones machistas hay un denominador común que la distingue de otras. Por ello existen leyes específicas para atajarla y dotar a las instituciones y organizaciones de recursos: porque el denominador común es el sistema machista, que se cuela por todos los rincones, desde los techos de cristal, las brechas de género, los Rubiales, las agresiones y los asesinatos machistas.

El lema stop agresores elimina de la ecuación el factor diferencial de este tipo de violencias: el machismo y, con ello, diluye la especificidad de una violencia que es transversal y que tiene su raíz en el sistema patriarcal. Este lema, insulso y carente de contenido político (porque sí, las vidas de las mujeres son política), llega además este verano, en medio del frívolo pero necesario conteo anual, que arroja cifras peligrosas y alarmantes: 23 mujeres asesinadas entre julio, agosto y septiembre, una cada cuatro días; 48 en lo que va de año, y que han obligado a convocar ya el quinto comité de crisis en el Ministerio de Igualdad.

A la vez, este lema incompleto e incorrecto es la foto actual de la casa que ha gestado una de las legislaciones más avanzadas en el Estado: la Ley Foral 17/2019 de Igualdad entre Mujeres y Hombres; y la Ley Foral 14/2015 para actuar contra la violencia hacia las mujeres, pionera en incorporar como formas de violencias contra las mujeres el feminicidio.

Por todo ello, porque las palabras son armas políticas esenciales, que nombran, configuran, visibilizan y articulan nuestras vidas, y porque la emergencia del momento no está para tibiezas léxicas, espero que la casa de toda la ciudadanía navarra, el Parlamento, recapacite y articule un lema que sí recoja la realidad y la lucha de décadas del movimiento feminista por nombrar lo que ahora queda escondido: no a los agresores machistas.

*La autora es periodista