El euskera en Navarra tiene un futuro más que difícil. Es un milagro que en la situación de desventaja en que se encuentra siga siendo una lengua viva y mantenga la proporción de vascoparlantes y seguidores que tiene. Todo esto se debe al tesón, el empeño y el grado de concienciación de una parte de la población navarra. ¿Pero hasta cuándo va a poder seguir siendo así? A pesar del esfuerzo de los movimiento populares, del trabajo de asociaciones, y la militancia de una parte de la ciudadanía navarra a favor del euskera, es preciso ser conscientes que el entusiasmo de las décadas de los años 70, 80 y 90 del siglo XX va en descenso, y que si no se ponen las medidas necesarias y los poderes públicos (gobiernos, ayuntamientos) no apoyan el euskera, su futuro es incierto. Lo primordial es conseguir la legislación apropiada para su protección y desarrollo, y en segundo lugar está la voluntad popular, que ésa sí que está asegurada.

Es preciso legislar medidas para que el euskera se pueda usar con normalidad y naturalidad, es decir garantizar el uso del euskera en igualdad con el castellano para todo aquel que lo quiera hacer. Es preciso acordar una ley de normalización del uso del euskera y garantizar la convivencia entre el castellano y el euskera. El conocimiento y uso del euskera no perjudica al castellano; sin embargo el euskera se encuentra en peligro de desaparecer. Son los poderes públicos los que deben garantizar el estudio de la lengua para toda la juventud, de forma que con los años toda la población navarra se sienta en igualdad de condiciones y tengamos las mismas posibilidades.

Hace décadas que he perdido la esperanza de que UPN trate al euskera como lengua propia de Navarra, llevamos más de 40 años y no ha hecho nada para que en Navarra la juventud conociese la lengua vasca sin excesivo esfuerzo y con naturalidad. No entiendo los motivos para que UPN trate al euskera como una lengua extraña, extranjera y hostil.

Tampoco entiendo la postura del PSN. A éstos les recomiendo que vean las políticas lingüísticas que siguen sus compañeros y compañeras de partido en el resto de comunidades autónomas. Es incomprensible que lo que ejecutan y defienden en Galicia, Euskadi, Baleares, Valencia y Cataluña en Navarra lo vean como algo rupturista, utópico e imposible. No pedimos nada extraordinario.

Entiendo, cómo no voy a entender, al ciudadano navarro de a pie que desde siglos no tiene contacto con el euskera. No entiendo a los políticos que saben a ciencia cierta que no actúan como deberían, la mayor de las veces por conseguir un puñado de votos. Al ciudadano de a pie le recomiendo que vea lo que ha ocurrido en Álava y otras provincias que conviven con dos lenguas, donde ningún progenitor (madre, padre, abuela, abuelo) se arrepiente de que sus hijas y nietas dominen con naturalidad y sin excesivo esfuerzo las dos lenguas. En Navarra todavía estamos a tiempo. No creamos que en Álava, Bizkaia, o Lleida, por ejemplo, había más proporción de vascoparlantes y catalanoparlantes que en Navarra.

La población navarra no es la responsable de que el euskera no haya tenido el tratamiento por parte de los poderes públicos que se merece. No. El pueblo navarro es víctima de políticos irresponsables que no aplican lo que es normal y universal en todos los demás lugares que existen dos lenguas; y más en este caso, en que una es preeminente y la otra se encuentra en situación de desaparecer. Señora Chivite, señor Alzórriz, todavía estamos a tiempo de considerar la cuestión y salvaguardar nuestro principal valor y tesoro como es el euskera, Patrimonio de la Humanidad.

El autor es documentalista